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Que la primavera sea con nosotros

Adela Celorio

Concédenos Señor, la paz que viene de la honestidad para que el temor a ser descubiertos no perturbe nuestro sueño.

Oración

“Si durante seis meses no se presenta en mi empresa una crisis, yo mismo la provoco; cuenta un exitoso industrial amigo mío. Él sabe por experiencia que una crisis es la manifestación aguda de un trastorno. Algo así como el síntoma que nos permite detectar a tiempo una célula cancerosa, entiendo yo.

Quiero ser optimista y pensar que el desbordamiento de las aguas negras que ahoga en estos momentos a todos los partidos políticos -obvio que a unos más que a otros- es una clara manifestación de la nueva manera de ser que a través de la democracia estamos construyendo los mexicanos.

Lo que estamos viendo es algo así como un proceso de limpieza, desatascar el drenaje con todo y la náusea que esto implica. Es cirugía mayor en un sistema que hasta ahora, había funcionado con mucho éxito.

Como siempre supimos, para conseguir un contrato con el Gobierno en cualquier rubro -me consta- la única opción era corromper y corromperse. Los empresarios más exitosos, han sido tradicionalmente -con honrosas excepciones- aquellos que han sabido poner el dinero en el momento y en el bolsillo indicados.

De grandes corruptos y corruptores está lleno el cielo de los millonarios, quienes por cierto, han sido modelo y envidia de una sociedad que aprendió a respetar por encima de todo al dinero. Hoy, los videos que nos han escandalizado las últimas semanas, vienen a ser la lección más didáctica y eficiente que contra la corrupción, puedan recibir nuestros jóvenes.

Al menos hay examen de conciencia, hay vergüenza ajena, hay rechazo social a los corruptos. Hoy, gracias a esos videos y a la fuerte sacudida que han provocado, se empiezan a gestar cambios importantes como por ejemplo: la reciente iniciativa de Presidenfox en la que propone regular las precampañas y aumentar facultades de fiscalización al IFE.

Se empieza a sentir que la oscuridad y el frío de estas últimas semanas, van dejando el paso a la luz y a la cordura. Niños y viejos, ricos y pobres juntos, revueltos y en franca camaradería, estamos dispuestos a que la primavera sea con nosotros.

Yo para pronto, despojada de todo cobijo y hecha un bracito de mar, una primaveral muñeca; me dirigí al Centro Histórico para unirme al caudaloso río de ciudadanos que necesitábamos ¡ya! dar paso libre a la alegría que traíamos atorada. Después de la luminosa mañana dominical, un viento del norte me cogió fuera de base y aquí me tienen; estornudando pero optimista.

adelace@avantel.net

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