La mañana de ayer los laguneros fuimos visitados por el dios Tláloc. Una lluvia copiosa cayó desde la seis de la mañana y cesó por ahí de las diez y media. La escena cuando en esta tierra llueve fue más o menos la misma: lagunas en los puntos y cruceros ya conocidos; los niños que salen a nadar en las grandes charcas; vehículos averiados; en fin, lo de siempre.
La novedad estuvo sin lugar a dudas en el fiasco del drenaje del bulevar Independencia. Una vez que se generalizó el aguacero, esta modernizada rúa nos mostró una cara que ya conocíamos. Desde el “Nudo Mixteco” hasta la calle Rodríguez, esta importante arteria se convirtió por horas en un pintoresco río. Los autos a las nueve de la mañana, desfilaban al paso que la profundidad del agua permitía, pegados al camellón y por supuesto no faltaron todos aquéllos a los que su sistema eléctrico les obligaba a quedar varados.
El Alcalde haciendo lo que le toca presto declara: “Nunca mentí al asegurar el año pasado que el bulevar Independencia no volvería a tener las molestas inundaciones, pero ciertamente las precipitaciones pluviales fueron intensas en algunos sectores de la ciudad y hacia el rumbo de ese sector llovió más fuerte”.
En efecto, el centro de la ciudad de Torreón recibió la carga más abundante de lluvia: 29 milímetros al poniente reportó el área de Meteorología de la Conagua de la región, ubicada en Torreón Jardín, (ahí en ese sector la medición indicó 11.2 mm). Una buena cantidad, pero muy por debajo de lo que se precipitó en Lerdo, donde el pluviómetro registró 59 milímetros, es decir más del cien por cien de lo que recibió la zona donde se ubica la obra de relumbrón de la presente administración municipal de Torreón.
La realidad es que Guillermo Anaya hace una declaración incompleta a la transcrita líneas arriba, debió agregar el detalle que nunca se volverían a ver esas inundaciones cuando no lloviera mucho. También pudo abundar ya con vuelo: tampoco cuando no llueva. O sea que los drenajes pluviales que construyen son para poquita agua, habrá que imaginarse qué pasará cuando llueva al nivel de ayer de Lerdo, con más del doble de Torreón.
Y le siguieron componiendo en boca de su director de Obras Públicas, Gerardo Berlanga diciendo: “No contábamos con los problemas que causarían los colectores colapsados del Simas”. Entonces la pregunta surge: ¿Que no sabían que los colectores a los que se les conectó el flamante drenaje pluvial estaban por colapsarse? Si no lo sabían, ¡qué falta de previsión! y si lo conocían, ¿para qué declara que se acabaron los encharcamientos? y lo peor: ¿para qué los hacen si no van a funcionar por un factor externo?
En Lerdo, la ciudad más rezagada en servicios públicos se le puede dedicar el adagio: “Al perro más flaco se le cargan más las pulgas”. En realidad fueron golpeados con mayor fuerza, el Ejército tuvo que acudir en auxilio de los más afectados. En Gómez Palacio, es sorprendente que el paso a desnivel del kilómetro 11-40 se convierta en una gran alberca e interrumpa totalmente la circulación en la avenida de mayor aforo de esa ciudad. No ha habido alcalde que pueda con ese torito, tal vez Octaviano se cubra de gloria.
Fue entonces un amanecer muy diferente a lo habitual pero por lo menos tuvimos un clima en el transcurso del día más agradable. Mañana lo vamos a pagar con bochorno, pero también eso ya lo conocemos. Ojalá y de perdida los drenajes se hayan desazolvado un poco y estemos listos para enfrentar una –esperemos- abundante época de lluvias.
Eirazoqui@elsiglodetorreon.com.mx