La velocista estadounidense Marion Jones, triple campeona olímpica en Sydney 2000, aún tiene posibilidades de refrendar su título en los 100 metros planos en los Juegos de Atenas 2004, en caso de que su compatriota Torri Edwards sea sancionada por dopaje.
La Asociación Internacional de Federaciones Atléticas (IAAF, por sus siglas en inglés) confirmó el dopaje de Edwards con la sustancia niketamida, un estimulante del sistema nervioso central, por lo que sería suspendida al menos dos años.
Jones manifestó ayer que en caso de abrirse un lugar para los Juegos no dudaría en "sacarle partido a esa situación", ya que no clasificó en los pasados selectivos de Sacramento, California, a ninguna de las dos pruebas de velocidad en las que ganó oro en Sydney (100 y 200 metros).
La atleta afirmó que se mantiene entrenando por si se presenta la oportunidad de participar en la distancia reina del atletismo y añadió que estará lista por si los entrenadores la requieren para los relevos.
La velocista, quien es investigada al igual que su pareja sentimental Tim Montgomery por la Agencia Antidopaje de Estados Unidos (USADA) por el posible uso del esteroide ilegal tetrahidrogestrinona (THG), sólo tiene segura su participación en salto de longitud en Atenas, prueba que le valió el bronce en Sydney.