¿Quiere usted adelgazar? Quédese con un poco de hambre. No coma hasta llenarse. Si no, va a tener mala digestión y va a comer más comida calorífica y con más colesterol.
Para que la pérdida de peso sea permanente, es necesario que cambie su manera de pensar, que no piense en el peso como algo a vencer, sino su estructura de ideas acerca de la vida.
Siempre se puede quedar con un poquitín de hambre, sin que tenga que arrasar con los platos. Es aconsejable que haga comidas pequeñas. Verá la diferencia cuando no intenta perder peso de la noche a la mañana, sino poco a poco, de la misma forma que lo ganó.
La dieta variada
Sin vegetales la dieta tiene poco sabor y es de muy baja calidad, por lo que comer variado y balanceado es un buen regalo para el corazón.
A la hora de la comida nada hay como un menú sabroso, nutritivo y variado. Los médicos en cuestiones de alimentación dicen que no hay nada como una dieta balanceada, en la que predomine el consumo de vegetales verdes y se limite la ingesta de carnes rojas a sólo una vez por semana.
Esta receta, de acuerdo con especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), es esencial para reducir las complicaciones por diabetes mellitus, como la nefropatía diabética (atrofia del riñón), e incluso evitar que se desarrolle. Pero requiere de un control farmacológico que mantenga los niveles adecuados de glucosa en sangre y de hipertensión arterial, la cual padecen 65% de los diabéticos.
Comer para vivir
El consumo de carnes rojas produce altas cantidades de proteínas en el organismo, las cuales dañan al riñón, por lo que en la dieta diaria debe predominar el pollo, el pescado y el atún. Asimismo, debe reducirse la ingesta de sal y de alimentos que se conservan mediante este mineral, como los embutidos, envasados y enlatados, porque todos elevan los niveles de la presión arterial.
Para el control de la glucosa también es necesario disminuir la cantidad de grasas y carbohidratos, ya que provocan un incremento de "azúcar" en sangre: tortillas, panes, sopas de pastas, tamales y tlacoyos, así como refrescos y pastelillos.
La especialista dice que no se trata de que un diabético "sufra" por las restricciones en su dieta, sino que aprenda a balancear los alimentos para que no se altere su glucosa y, como consecuencia, su organismo.
Veinte sencillas medidas para adelgazar
CUANDO SE COME EN CASA
1. Antes de comer, picotee. Tomar un yogur, mordisquear una zanahoria o beber un vaso de zumo de tomate antes de sentarse a la mesa, son buenas medidas para no lanzarse desesperado a cualquier producto masticable, debido al apetito excesivo.
2. No coma antes de sentarse. A veces el primer plato llega a la mesa semivacío pues ya ha sido degustado mientras lo preparaba y trasladaba. Evite picar los platos antes de sentarse a comer, y tráigalos llenos de la cocina, en lugar de utilizar grandes fuentes de comida, para evitar las repeticiones y tentaciones innecesarias.
3. Aderece con frugalidad. Evite las grandes salseras, y que sólo el verlas, induce a vaciarlas, y complemente cada plato con una cantidad prudencial de salsa, para evitar servirse continuamente pequeñas raciones o cantidades excesivas de aderezo.
4. No se prive de su plato favorito, degústelo. Una prohibición continuada de comer todo lo que apetece puede desembocar en unas ansias intensas o en un sentimiento de frustración; aprenda a disfrutar de las pequeñas cantidades de comida.
5. No acabe el plato si no tiene hambre. Dejar comida.
EN EL BAR O EL RESTAURANTE.
8. Evite las grasas. Un pescado hervido, a la plancha o al vapor, siempre es más saludable que uno frito o con salsa.
Puedes preguntar al camarero como preparan el plato que deseas tomar.
9. Pida fuera de menú. Si desea simplemente pasta, pero las del menú contienen muchas grasas o salsas, pida un plato de pasta hervida y un poco de aceite de oliva para aliñarla a su gusto.
En general, cuánto mejor es el restaurante, más sencillo resulta pedir que le preparen un plato especial que no figura en la carta.
10. Coma un tercio del plato. Si deja parte de la ración que le sirven, podrá disfrutar el resto de la comida sin culpas ni la necesidad de compensar su transgresión al día siguiente, recortando todavía más su consumo de calorías.
11. Hágase cargo. Recuerde que el responsable de lo que se lleva a la boca es usted: elija platos saludables que al mismo tiempo le aporten una menor cantidad de calorías y de grasas.
12. Vigile los ingredientes. Los carritos de buffet libre suelen tener un surtido variado de ensaladas.
CUANDO VIAJE
13. Si viaja en coche, previsión. Es probable que durante el trayecto pare a comer en restaurantes de carretera o autopista, donde suelen servir comidas rápidas o poco amigas de la salud y la línea. Para evitarlo, conviene incluir en el equipaje una nevera portátil, bien provista de alimentos saludables, como fruta fresca, queso bajo en grasas, galletas bajas en grasa y azúcar, yogur desnatado, zanahorias peladas y un surtido de sandwiches de pan integral, pavo y hortalizas troceadas, así como agua mineral y zumos. Pertrechado con este arsenal dietético, no se verá obligado a detenerse en un lugar donde solo pueda elegir entre hamburguesas, pollo, patatas fritas u otros menús supergrasos.
14. Cuando viaje en avión, come un tentempié. Antes de subir a bordo, para no quedar librado a la comida, en general mala, y muy rica en grasas y calorías, que sirven en las aeronaves, tome un tentempié, por ejemplo, un plato de pasta con aceite de oliva, con una ensalada. Y si el vuelo es muy largo, al menos sea selectivo con los alimentos que le ponen en la bandeja y beba zumos de fruta en vez de alcohol.
15. Antes de viajar, prepárese. Los días o semanas anteriores al viaje, lleve una dieta equilibrada.
EN EL TRABAJO...
16. Coma entre horas. Para que el apetito sea moderado a lo largo del día y evitar las punzadas de hambre que llevan al picoteo descontrolado o a excederse con la comida del mediodía, haga un desayuno completo en casa, por ejemplo leche, cereales, frutas, bocadillo. Y tome algo a media mañana y media tarde: galletas integrales, agua, un preparado lácteo, un yogur o una pieza de fruta.
17. Evita comer en la mesa de trabajo. Una cosa es comer en la oficina y otra en la misma mesa. El teléfono, el ordenador y los papeles con los que lidias a cada instante, no son el mejor entorno para comer y te aseguran una indigestión. Cambie de estancia, y a ser posible de vista para comer relajadamente.
18. Tranquilícese antes de comer. Si el trabajo es estresante o ha habido una reunión complicada, hay que relajarse antes de llevarse algo a la boca. Con la mente y el pulso acelerados no es difícil prever que se produzca un nudo en el estómago o que devores el menú a toda velocidad. Espere unos minutos.
19. Lleve comidas que se puedan tomar frías. En general los alimentos recalentados pierden parte de su color, sabor y textura nutrientes. La comida en frío, siempre que sea apetecible, de lo contrario se picoteará por la tarde, conlleva menos problemas. El menú debe incluir siempre algún vegetal, como ensalada y frutas; aportan fibra, que ayuda el proceso y intestinal y te sacia más.
20. Planifique menús variados. Aunque el bocadillo de jamón y el zumo envasado sean sus favoritos, no puede comer lo mismo cada día: durante la semana debe tomar carne, pescado blanco, pescado azul, huevos y lácteos y por supuesto vegetales. Si trae la comida de casa, no olvide de debe tener proteínas: un bocadillo gigante, con un lonchita ínfima de queso o jamón, o una ensalada de arroz con zanahoria y aceitunas, son poco proteicas.