En 2004, Rafael Aguirre presenta una recopilación de los trabajos realizados en 25 años de carrera
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Cada vez que se observa un cuadro de Rafael Aguirre, de pronto, llega un aroma de hierba recién cortada y se vuelve a sentir el sol de otro tiempo, en aquellas mañanas, un sol siempre cenital -no importa hacia dónde se inclinen las sombras- dominan estas morosas crónicas del paisaje.
De las tapias de adobe que cobijan las camelinas en el Bajío, a las sierras desnudas del sur de Coahuila y Durango, el país que ha recogido Aguirre tiene la impronta de lo inmutable. Tal vez porque de tanto ver a campo abierto algo ha aprendido el pintor acerca de la paciencia que tienen los árboles para ir ocupando el espacio con sus ramas, de la obstinación con que vuelve a su sitio el polvo caminero que se alza al paso de algún vehículo que no alcanza a distinguirse, de la callada porfía con que el viento y el horizonte forcejean, como si quisieran que nadie se diera cuenta. Todo es naturaleza en estos cuadros, aún los muros y portones trabajados por el paso silencioso de los días y noches.
Hay una equivoca apariencia de serenidad en las pinturas de Rafael Aguirre, en estos cuadros hay tensión dramática. Hay que mirarlos bien y ver cómo ponen al espectador al filo del agua. Algo en ellos está a punto de reventar. Una atmósfera de tragedia o de erupción inminente baña la profundidad de su superficie. Que todo eso ocurra en sordina lo hace más ominoso. Esa fuerza que a primera vista se oculta, los coloca en un lugar aparte. Eso les da una dimensión particular, una voz propia, una luz que no se deja imitar.
Una particularidad que ha predominado en estos 25 años de la obra de Aguirre es que rara vez sus paisajes se ven turbados por la presencia humana, como si ésta fuera a distraer al espectador de la contemplación campirana, por ello se aprecia la existencia de un autor concentrado en hacer destacar las sutilezas de la vegetación; quizás esta inclinación se deba a su constante viajar con el material para pintar a regiones solitarias en las que otros pintores no se atreven a aventurarse y, en ese diálogo íntimo con la naturaleza su objetivo es mostrarla como la percibe en ese romanticismo agreste que le proporciona el contacto con las variaciones del clima.
Rafael Aguirre, pintor de paisaje real, ha trabajado frente a frente, no por medio de fotografías o de memoria infiel en la tranquilidad de un estudio, en estos 25 años de trayectoria ha entregado al público un pintar sincero, sereno, una claridad personalizada que hace valorar su trabajo positivamente dada la gran calidad de sus resultados plásticos.
En cuanto a su tecnicismo, lo mismo controla las dificultades de la acuarela, que las múltiples aplicaciones del óleo y aprovechando sus cualidades, se expresa abiertamente acercándose también a lo arquitectónico, rescatando rincones olvidados ya por la gente que busca lo nuevo, lo moderno, haciendo a un lado la tradicional forma de construir.
Así se recopiló un trabajo de 25 años, todo impregnado por la nostalgia del recuerdo de mejores tiempos, empapado de vivencias asimiladas calladamente.
Rafael Aguirre ha dejado visualmente plasmada aquella definición que dio Charles Baudelaire al paisaje: es el estado del alma. En efecto cada apreciación de la naturaleza, cada vista que se recoge de la vegetación y de las bellezas de la atmósfera y su diversidad tonal, son fruto del ensimismamiento y de la reflexión.
Paisajistas importantes ha habido muchos y habrá en México. Rafael Aguirre es uno de ellos. Sólido, con trabajos profesionales de calidad óptima. De claroscuros infinitamente variables, de seculares inmersiones en la realidad, traspasando el simple realismo.
Este pintor de realidades, en cada versión del paisaje o de la naturaleza muerta, abre nuevas incógnitas y ofrece vastísimo mundo de interpretación personal. Rejuvenece a su modo el aspecto y la condición del paisaje. Él define su postura de artista mayor al descubrir en los detalles y en la luminosidad de la noche, en la tierra decolorada y en la incertidumbre de la revelación, los viejos enigmas que alrededor del paisaje existen desde siempre.
A través de todo esto pueden verse las aportaciones del artista. Todo es igual y todo es diferente a la vez, en las telas de este artista mayor.
Rafael Aguirre expresa un romanticismo imperecedero, que nos obliga a recordar los paseos por los bosques o la campiña, por los pueblos de México, con sus encantos formado por lo natural, por lo rudimentario, caminos siempre presentes que llevan al destino del paisaje que invita a meditar, a soñar. El uso del detalle al máximo que no podría estar mejor logrado.
La naturaleza no cambia, sólo los vestigios del hombre, muros que se estropean con el tiempo y la historia del hombre se hace presente y pasa por ellos, solo ahí los años pasan, es como la frase del mejor amigo: nada cambia, sólo los demás.
Evolucionará en 2005
Próximamente el público podrá disfrutar de una evolución en la obra de Rafael Aguirre, la novedad en esta ocasión es precisamente que no se trata de paisaje puro, es una rememoración del pasado, cargado de significación y sentido; donde lo que ha sido se refleja al instante, como un relámpago de su memoria, memoria involuntaria que siempre está presente en el recuerdo de los paisajes de México y el mundo que ha recorrido.
El dibujo y la pintura se enraizan en su ser y lo conforman en una unidad indisoluble. Hace 25 años que va gestando en su interior toda su obra, que imagina. Su labor artística se sustenta con sucesivas exposiciones, distinciones, premios y galardones.
En esta nueva visión de Rafael Aguirre aparece el elemento figurativo y se mantiene como un distintivo: el desnudo, la naturaleza muerta.
Rafael es un eximio dibujante que proclama su intuición estética con la fuerza de las líneas y de las formas, esa relación del hombre con el mundo se complementa con el uso del color, paleta teñida de claroscuros, veladuras y transparencias, donde las formas emergen como un acto de encantamiento pleno de sugestiones y simbolismos.
TODA UNA TRAYECTORIA
Naturalista por vocación, Rafael Aguirre penetra en el paisaje y en cada una de sus obras se observa la enorme fidelidad a su oficio. Algunas de sus exposiciones:
-Mi México, Galería El Ágora de la Ciudad de México.
-Rincones y Caminos de México, Galería Balance de la Ciudad de México.
-El Paisaje en Puebla, Sala Faustino S. de Puebla.
-Paisajes y Paisajes, Museo de Arte Moderno de Gómez Palacio.
-Mi Región, Instituto Tlaxcalteca de Cultura.
-Paisaje, Galería Fogain, de la Ciudad de México.
-Óleo y Acuarela, Galería del Instituto México-Norteamericano de Relaciones Culturales.
-Rafael y su Arte, New Port Beach, California, EUA.
-Una Ventana a la Naturaleza, Instituto Cultural Domecq.
-Paisajes Mexicanos, Galería John Fulton de Sevilla, España.
-Paisaje Lejano, Hacienda de Sogiorno de Salerno, Italia.
-Imágenes, Galería du Mexique de Cancún.
-Paisajes de Europa, Galería los Toldos de Monterrey.
-De Europa, Galería Alexandra de la Ciudad de México.
-Rincones, Hacienda de Sogiorno, Salerno, Italia.
-Y, Galería Maty Roca de Cancún.
-Imágenes, Galería de Goya de Querétaro.
-El Pincel, Centro Cultural Costa Blanca de Cancún.
-Imágenes del Paisaje, Casa del Siglo de Durango.
-La Laguna de Durango, Museo de Durango.
-1991 Paisajes, Museo de Pachuca.
-Paisajes de Todas Partes, De Ville Galerías de la Ciudad de México.
-El Regreso 1992, Pinacoteca de Tlaxcala.
-Obra Reciente, Galería Atenea de San Miguel de Allende.
-Haciendas Duranguenses, Centro Banamex de Durango.
-Paisajes 1993, Galería Amart de Torreón.
-La Leyenda de Xtabay, Casa Turquesa de Cancún.
-Rafael Aguirre 15 años, Durango, Torreón, Monterrey, Querétaro, San Luis Potosí, Ciudad de México, Tlaxcala y Puebla.
-Cultura Mexicana, Centro Social Ruanova de Atlanta, EUA.
-1995 intitulada, Museo Universitario de Ciencias y Arte de la UNAM de la Ciudad de México.
-Un Año Más, Museo de Arte de Querétaro.
-Un Pintor Mexicano, Galería Casa de Amore de la Asesoría de Cultura de Alberobello, Italia.
-Un Espíritu Amigo, Centro Cultural AHIMSA, La Fortezza de Mola de Bari, Italia.
-Scorsi e Angoli Della Valle, Sala de la Proloco, Italia.
-Mural Bicentenario, Visita de México, Aguirre, Alberobello, Bari, Italia.
-Linne Convergenti per un Encontro d’ Oltre Océano, Torre cívica en Cisterino, Italia.
-Bienal Firenze 2001.
-Arte Latino, Florencia 2002.
-Paisajística, Museo de Querétaro.
-Itinerante Aguirre, Museo de Chetumal.
-De México el Color, Galería de Sevilla, España.
-XXV Veinticinco Aguirre, Cozumel, Campeche, Torreón, Gómez Palacio, Aguascalientes, Querétaro, Saltillo y Santa Bárbara, California.
Fuente: Investigación de El Siglo de Torreón