MEXICO, DF.- El bajacaliforniano Ramiro Goben Reducindo Radilla, quien debutará como olímpico en Atenas, Grecia, sólo tiene un temor: vencer la báscula, ya que le resulta muy complicado bajar de peso, porque reconoce, tiene buen diente para toda la comida.
Y con añoranza recuerda las grandes comilonas que se daba cuando era albañil en La Paz, Baja California. Esto le trae agradables recuerdos, por lo que aseguró que cuando gane su medalla olímpica se dará un banquete con alimentos marítimos.
"Lo que debo de cuidar es mi peso, es clave en mi categoría y rendimiento físico, sobre todo porque el sorteo puede ser ingrato conmigo y tocarme un rival que sea campeón mundial o bien, olímpico", asegura.
Ramiro, campeón panamericano en Santo Domingo 2003, señala que sicológicamente ya "me he visualizado en el ring peleando ante ellos y venciéndolos". Su primera meta es "alcanzar la medalla de bronce. Tengo bastante experiencia en los cuadriláteros, pero no me asegura nada".
Reducindo reconoce que el estudio nunca se le dio, por lo que toda la energía que tenía la invirtió en trabajar como albañil, empacador en una empresa de correos y una ferretería, su último empleo.
De su etapa como albañil en una obra en La Paz, afirma muy sonriente y alegre que extraña esa camaradería, sobre todo las buenas comidas que se dan.
"Me gustaba trabajar de albañil porque pagaban muy bien, aunque eran unas friegas y unas chin... En la obra gané más que en mis otros trabajos y siempre estaba activo como cualquier chalán. Eso me gustó mucho, pero también esas buenas comidas que organizábamos. Realmente los albañiles comen muy sabroso con sus tortillitas y los frijoles".
Aunque por su mente nunca pasó ir a los Juegos Olímpicos, uno de sus tíos, primo hermano de su papá (Ramiro Reducindo Rayón) fue quien lo animó para ir al Centro Deportivo Olímpico Mexicano (CDOM), ya que le dijo que podría enfrentarse con pugilistas de otros países.
Pero para alcanzar la meta, "El Gordo", como le dicen de cariño en su casa, considera que dejar de comer ha sido el mayor sacrificio que ha pagado en su vida.
"Me gusta mucho comer, imagínate, con una estatura de 1.90 y 81 kilos de peso, es difícil dejar de hacerlo, pero con los nutriólogos lo consigues, hasta ingerir verduras, que no me gustan".
Reconoce: "Fui a torneos que por exceso de peso no rendí y he perdido peleas".
Confiesa que al regresar de Atenas, planea darse un agasajo de mar con camarones, ostiones, mojarras, abulones, además de comprarse una camioneta familiar tipo Cherokee.
Tras su aventura griega tomará un breve descanso y luego se irá a Estados Unidos para convertirse en profesional. Su debut será cuando logre un primer contrato por 300 mil dólares, "no menos".
