21 de febrero de 2004.
Washington (EFE).- El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, defendió hoy su decisión de ir a la guerra en Irak, mientras su gobierno analiza los posibles cambios en el plan de transferencia de poderes en el país árabe.
Bush, quien a lo largo de las últimas semanas se ha visto hostigado por las críticas a la guerra en Irak y a su propio historial militar, repitió hoy en su alocución de radio semanal su argumento de que el país árabe es "el frente central en la lucha contra el terrorismo".
Estados Unidos, aseguró, sigue bajo la sombra de posibles nuevos atentados y "no cesaré hasta que la amenaza terrorista contra este país haya desaparecido", aseguró.
Ante el fracaso en la búsqueda de armas de destrucción masiva en Irak, cuya supuesta existencia fue el principal argumento esgrimido por su Gobierno para justificar la invasión, Bush alegó que tanto el Ejecutivo como el Congreso y el Consejo de Seguridad de la ONU "percibieron una amenaza".
"Todos nosotros conocíamos el historial de Sadam Husein", afirmó.
Esta es la segunda vez en una semana que el presidente norteamericano recurre a este argumento, tras una comparecencia en la base militar de Fort Polk, en Luisiana, el pasado miércoles.
Bush insistió también en los esfuerzos de EEUU por reconstruir Irak y transformar a ese país en una nación democrática.
"El establecimiento de un Irak libre representará un hito en la historia de Oriente Medio y ayudará a extender la libertad a lo largo de esa región", aseguró.
La intervención del presidente se produce cuando su gobierno analiza posibles reformas al proceso de transferencia de poderes en Irak, después de que los representantes de este país hayan rechazado el nombramiento de un ejecutivo de transición a través de un sistema de asambleas provinciales de notables.
En su intervención, Bush recordó que la Autoridad Provisional de la Coalición, la administración estadounidense de ocupación, colabora con los representantes iraquíes para redactar un proyecto de Constitución que supondrá "las normas básicas del país, incluidos los derechos de los ciudadanos".
Washington tiene previsto que el borrador de la Carta Magna esté listo para el próximo día 28.
Según la Casa Blanca, la Constitución garantizará derechos humanos como la libertad de religión, la libertad de palabra o la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley.