EFE
Montecarlo, Mónaco.- El Real Madrid vivió una de las noches más negras de su historia reciente en el estadio Luis II de Montecarlo, donde el Mónaco convirtió en realidad un sueño que parecía imposible y dejó fuera de la Liga de Campeones al equipo español con un triunfo por 3-1 que le sirvió para contrarrestar el 4-2 que encajó en la ida.
El Mónaco, un equipo muy inferior al Real Madrid, hizo tambalearse el cuarto proyecto deportivo de Florentino Pérez. Al equipo blanco ya sólo le queda la liga española para salvar la temporada.
El Mónaco, como se preveía, planteó la batalla con más artillería de lo habitual. Didier Deschamps, técnico del cuadro del principado, retrasó al capitán Ludovic Giuly a la posición de media punta y alineó en el frente de ataque al croata Dado Prso y a Fernando Morientes.
La derrota que encajó su equipo en el Bernabéu le obligaba a asumir más riesgos, pero el Mónaco, un tanto atemorizado por la pegada madridista, no se lanzó a un ataque desenfrenado desde el primer minuto, como hubiera sido normal.
El Real Madrid se vio inmerso en una batalla menos intensa de lo esperado, pero el equipo blanco no está para florituras en los últimos tiempos. Jugó la primera parte con demasiada parsimonia, sin un hombre que fabricara su futbol en el centro del campo, y con Ronaldo y Raúl muy aislados arriba.
El Real Madrid se desperezó con una arrancada de Ronaldo, un centro que dejó pasar Guti y un zurdazo colocado de Raúl que entró por la escuadra derecha de la portería del Mónaco. Se cumplía el minuto 36 y la eliminatoria parecía resuelta.
Pero Giuly batió a Casillas con una potente volea que entró por abajo en el tiempo añadido de la primera parte, y en el arranque de la segunda Morientes, con un espléndido cabezazo, firmó un gran gol y puso al Real Madrid al borde del precipicio.
Con todo a favor, el Real Madrid se había relajado en exceso, se había creído que tenía el trabajo hecho y dio aire a un rival que comenzó a creer en el milagro.
Morientes desperdició una excelente oportunidad de marcar el tercer gol del Mónaco en el minuto 59, con el equipo madridista en plena crisis, incapaz de contrarrestar la avalancha que se le vino encima y que culminó con un gol de espuela de Giuly al 65? tras un centro cruzado del argentino Ibarra.
A base de empuje, porque buen juego nunca exhibió, el Real Madrid buscó el gol que le salvara del desastre en la recta final del partido, pero no lo consiguió. Raúl marcó uno, de cabeza en el minuto 73, pero fue anulado por fuera de juego. Y fuera de juego en Europa se quedó el equipo de Queiroz en una noche para el olvido del madridismo.
El estadio Luis II, donde perdió dos veces la Supercopa continental, fue una tumba para el Real Madrid, que se salvó de una goleada más contundente porque los postes de la portería de Casillas repelieron dos remates del equipo monegasco en los últimos minutos a remates de Nonda y de Adebayor.