El Ejecutivo Federal entregó el miércoles de la semana pasada al Congreso el programa económico de 2005, lo que representa un cambio en cuanto a los tiempos en que llegan los documentos del Presupuesto de Egresos y la Ley de Ingresos al recinto legislativo. En el pasado, esta información estaba disponible a mediados del mes de noviembre, lo que dejaba poco tiempo para que los legisladores pudieran evaluarla adecuadamente. En esta ocasión podrán estudiar con mayor detenimiento el contenido de las propuestas del Ejecutivo.
En las próximas semanas veremos que las distintas fuerzas políticas en el Congreso pugnarán por un precio mayor del petróleo, un reacomodo del monto y destino del gasto público, así como del contenido final de las adecuaciones impositivas, por lo que habrá tiempo suficiente para comentar el resultado final de esas deliberaciones que, seguramente, se extenderán por lo menos hasta el 15 de noviembre.
En esta oportunidad me quiero detener en el documento de Criterios Generales de Política Económica para 2005 (Criterios), que resume las perspectivas de las autoridades en relación con el desempeño esperado de nuestra economía para el año próximo. En términos generales considero que los planteamientos son realistas, en especial si se da el entorno internacional en el que basan sus previsiones.
Una de las características más encomiables del programa económico del año próximo es que mantiene la disciplina presupuestal, en el sentido de que tiene como meta un déficit de sólo 0.1 por ciento del PIB, que será nuevamente financiado en su totalidad con la emisión de valores gubernamentales en el mercado interno.
Criterios reconoce que la disciplina presupuestaria es una condición necesaria para garantizar un crecimiento económico sano y un mayor bienestar social. Entre los problemas que menciona, el más importante es el referente a las pensiones de los servidores públicos, que no sólo absorberán una cantidad importante de los recursos disponibles en 2005, sino que representan una bomba de tiempo presupuestal para el mediano plazo que deberá atender el Congreso.
La prudencia oficial se aprecia en el supuesto para el precio del petróleo de la mezcla mexicana de exportación, que ubican en 23 dólares por barril, cifra que las autoridades consideran “relativamente optimista”, pero que desde mi punto de vista se antoja conservadora en un entorno que no contempla un tropiezo de la economía estadounidense y tampoco un desplome del rimo de actividad económica en China, factores que disminuirían considerablemente la demanda de crudo.
Una economía global que va a crecer en 2005 muy probablemente mantendrá alta la demanda de petróleo, lo que junto con la “prima del miedo” ubicará el precio de nuestras ventas petroleras más cerca de los 28 que de los 23 dólares por barril. No obstante, dada la soltura con la que nuestros legisladores gastan el dinero, es conveniente ser conservador y aclarar, como lo hace Criterios, sobre el uso de los recursos petroleros excedentes. Las autoridades consideran que la inversión y el ahorro representan los objetivos más adecuados para esta “riqueza efímera”, en vez de “destinarlos a la ampliación o generación de programas que aun cuando tengan un objetivo correcto, carecerán de fuentes de financiamiento en el futuro”.
Por otra parte, las metas económicas que aparecen en Criterios son razonables, en la medida que se acepta que nuestra economía crece en sincronía con la evolución de la producción industrial de los Estados Unidos y se supone que su economía no cae nuevamente en recesión. En ese contexto, considero viable un crecimiento del PIB de 3.8 por ciento, algo menos del 4 por ciento esperado para este año. Por otro lado, me parece que las perspectivas sobre la inflación y el nivel de las tasas de interés son algo optimistas.
La meta de inflación del 2005 es igual a la de este año, ubicándose en el 3 por ciento, con un intervalo de variación de un punto porcentual en ambas direcciones. Este año se rebasará el tope superior, acercándonos quizá al 5 por ciento, y es probable que ocurra algo similar el año próximo dadas las condiciones previstas del entorno externo.
La tasa de interés nominal promedio para los cetes a 28 días de 7.8 por ciento parece algo baja en relación con la expectativa que existe sobre la evolución de las tasas externas. Entre hoy y diciembre del año próximo es muy probable que las tasas en Estados Unidos suban de 1.5 a dos puntos porcentuales. En ese contexto, es optimista esperar que las tasas internas que actualmente se ubican alrededor del 7.3 por ciento, suban menos de un punto porcentual. Considero, por tanto, que sería más realista esperar que las tasas en México se ubiquen por encima del 8 por ciento.
Criterios ve una pequeña depreciación del peso en relación con el dólar, al suponer un tipo de cambio promedio de 11.6 pesos, lo que dadas las condiciones económicas y políticas del país quizá resulte algo optimista, por lo que no descartemos que se acerque más a los doce pesos.
Este marco macroeconómico no es espectacular, pero de materializarse nos dará un segundo año de crecimiento económico y de mejoría en el ingreso por persona. Desafortunadamente no será suficiente para generar todos los empleos que quisiéramos ni para convertirse en la plataforma de un proceso más acelerado de crecimiento.
Es importante, por tanto, la insistencia que hace Criterios sobre la necesidad de reducir nuestra sincronía con la economía estadounidense mediante el fortalecimiento de las fuentes internas de crecimiento. Para ello son cruciales las reformas estructurales que mencionan pero que, lamentablemente, no envían al Congreso y que aún cuando lo hicieran, se ven muy difíciles de lograr en un ambiente político concentrado en el proceso electoral del 2006.