Los grupos rebeldes, y las tropas gubenamentales se acusan mutuamente de violaciones al alto el fuego.
23 de agosto 2004.
Lisboa, (Notimex).- Las partes interesadas en la solución de la crisis de la provincia sudanesa de Darfur se reúnen hoy en Abuja, capital de Nigeria, para promover la reanudación del diálogo entre el gobierno sudanés y dos movimientos rebeldes.
La reunión de Abuja, convocada por el presidente pro tempore de la Unión Africana (UA), el mandatario nigeriano Olosegun Obasanjo, se produce a una semana de que expire el plazo dado por la ONU al gobierno sudanés para acabar con lo que ha sido calificado de "la peor crisis humanitaria de la actualidad".
Es la primera vez que los representantes del gobierno de Sudán se van a encontrar a los líderes del Movimiento por la Justicia y la Igualdad (MJI) y el Ejército de Liberación del Sudán (ELS) desde el alto el fuego acordado en abril.
Los grupos rebeldes, alzados en armas desde febrero de 2003, y las tropas gubenamentales se acusan mutuamente de numerosas violaciones al alto el fuego, firmado en Djamena con mediación del mandatario chadiano Idriss Deby.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) y Estados Unidos insisten en la necesidad de desarmar a las milicias árabes Janjawid, acusadas de violaciones a los derechos humanos y masacres contra la población negra de las provincias occidentales sudanesas.
Exigen asimismo juicio a los autores de los crímenes.
El gobierno sudanés se ha comprometido a acabar con las actividades de las Janjawid y el sábado entregó a la ONU una lista de tres decenas de miembros de las milicias acusados de violaciones, ejecuciones sumarias y destrucción de pueblos.
Pero Jartúm pide a cambio que los rebeldes del MJI y el ELS sean acuartelados en campos controlados por los observadores y militares de la UA.
La cumbre de Abuja marca la entrada a escena de un nuevo mediador, el lider libio Muammar Kadafi, invitado por Obasanjo por las buenas relaciones que tiene desde hace mucho tiempo con los gobiernos de la región y por su papel en la larga guerra civil chadiana, en la década de 1980.
La ONU reconoce que la situación humanitaria ha mejorado en Darfur, que las organizaciones humanitarias pueden operar y que el principal problema es ahora la lluvia, que dificulta el transporte de asistencia a esta región, más extensa que la Península Ibérica y sin carreteras.
El caboverdiano Manuel Aranda da Silva, adjunto del representante del secretario general de la ONU en Darfur, se declaró "muy satisfecho" con los esfuerzos desarollados por Jartúm para la ejecución del "Plan de Acción".
Dicho plan fue suscrito con la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) para permitir la vuelta de cerca de un millón de desplazados a sus tierras de origen.
Hasta el final de agosto, el canciller británico Jack Straw y misiones diplomáticas estadounidenses, árabes y de la Unión Europea deberán visitar Darfur para verificar la evolución de la situación.
Todo indica que el plazo de la ONU será prorrogado, por lo menos hasta octubre.
La reunión de Abuja tendrá como principal objetivo convencer a los rebeldes de acceptar el diálogo político con el gobierno del presidente sudanés Omar el Beshir, para negociar la instalacion de una nueva administración en la región.
Hasta ahora, los rebeldes han evitado de formular propuestas concretas, convencidos de que la internacionalización del conflicto y la presión de Occidente sobre Jartúm obligaría el gobierno sudanés a retirar sus tropas de la región.
Los representantes de la comunidad internacional reunidos en la capital nigeriana van insistir sobre la necesidad de suspender la ayuda militar y los apoyos que algunos países de la región han ofrecido a los rebeldes para relanzar el proceso de paz.
