16 de febrero de 2004.
Puerto Príncipe, (EFE).- Tres personas, el jefe de la Policía y dos guardaespaldas, murieron hoy durante un tiroteo en la localidad de Hinche (nordeste de Haití), cuya comisaría estaría bajo control de civiles armados, según informaciones de emisoras locales.
El presidente haitiano, Jean-Bertrand Aristide, confirmó en una conferencia de prensa la muerte del comandante de la policía local, Jonas Maxime, y dos guardaespaldas, y atribuyó el hecho violento a "terroristas".
El incidente en Hinche, en la provincia de Plateau Central y próxima a la frontera con República Dominicana, se suma a los actos de violencia que se vienen registrando en varias ciudades del norte de Haití. La falta de alimentos, agua y medicinas en esa zona amenaza con crear una catástrofe humanitaria.
A preguntas de EFE, Aristide dijo que todo lo que ocurra cerca de la frontera con la República Dominicana afecta a ambos países así como a las naciones cercanas e indicó que situaciones como éstas incrementan la salida de haitianos hacia el vecino país.
En tanto, la oposición haitiana analizó hoy la suspensión ayer, domingo, unas dos horas después de su inicio, de una manifestación convocada en Puerto Príncipe para pedir la dimisión de Aristide.
La marcha fue suspendida por las agresiones perpetradas por seguidores del presidente contra los manifestantes y por el desacuerdo entre éstos sobre el recorrido de la marcha.
Al menos cinco personas, entre ellos dos periodistas, resultaron con heridas leves, y entre tres y seis manifestantes, según distintas fuentes, fueron detenidos. El Coordinador de la Organización del Pueblo en Lucha (OPL), Gérard Pierre Charles, describió hoy a EFE que la atmósfera de temor ante las amenazas y agresiones está afectando al movimiento democrático de Haití.
"Hay rumores de asesinatos de dirigentes políticos y una fuerte represión en varias ciudades, particularmente Cabo-Haitiano y Saint-Marc (norte)", declaró Charles.
Habló también de "rumores de golpe de Estado, propagados por el poder" y de la nueva situación creada en Haití por la toma, el pasado día 5, de la ciudad de Gonaives (norte) por el Frente de Resistencia Anti Aristide.
Charles achacó a la "escasez de dialogo" en el movimiento democrático el desacuerdo observado ayer entre los manifestantes.
El coordinador de la OPL estimó que en el movimiento no se puede concebir ahora "ningún acuerdo definitivo" y planteó la necesidad de un "proceso de diálogo permanente" para acabar con la "desconfianza".
Al referirse al grupo de manifestantes, al parecer estudiantes, que quería cambiar la ruta de la marcha de ayer para desafiar a los partidarios de Aristide, Charles dijo que hay "escasez de madurez política".
Por su parte, el líder estudiantil Hervé Saintilus atribuyó al gobierno de Aristide y a la Policía la responsabilidad de lo que ocurrió durante la manifestación, que había sido convocada por la coalición opositora Plataforma Democrática.
Saintilus declaró a EFE que "no quiero hablar de fracaso" y estimó que hubo "frustración" por parte de un grupo de manifestantes que no entendieron por qué razón los partidarios del Gobierno pueden manifestarse por donde quieren mientras el espacio de protesta asignado a la oposición está restringido a unas pocas zonas.
Opinó que la Plataforma no tenía que negociar la ruta de la protesta con la Policía, ya que eso "no lo exige la Constitución", y afirmó que "estamos bajo la presión del poder".
Anoche, al establecer un balance de la marcha, la Policía dejó saber que no puede garantizar la seguridad de los manifestantes en "barrios sensibles".
El director de la Policía para el departamento Oeste, Chavannes Lucien, declaró a la prensa que "los organizadores de la marcha habían perdido el control de la manifestación y la Policía usó la fuerza necesaria para dispersar a los manifestantes".
"No hay barrios sensibles", estimó Saintilus, para quien la Policía tiene que proteger a los manifestantes y en cambio mantiene un "comportamiento partidista" a favor del poder.
Denunció asimismo lo que llamó una estrategia del régimen para forzar a las manifestaciones a pasar por vías de difícil acceso.
Su objetivo, dijo, es obstaculizar de esta forma el movimiento e impedir que la prensa internacional proyecte una imagen de grandes multitudes protestando contra Aristide.