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México, DF.- Enmedio de un reñido juicio contra productores de Hollywood, la actriz Sharon Stone ha sido evidenciada prácticamente como una loca que pedía hasta lo imposible para protagonizar la secuela de Bajos Instintos. De hecho, ahora exige 100 millones de dólares porque no se filmó esa cinta.
Según un reportaje publicado por el diario Daily Mirror, Stone dijo que aceptaría filmar la segunda parte de Bajos Instintos sólo si le cumplían las condiciones establecidas en una lista de cinco páginas.
De entrada, pidió que eliminaran a Benjamin Bratt (ex novio de Julia Roberts) como coprotagonista del filme, y también se reservó el derecho a decidir sobre el director de la película.
Además, en esa ?escandalosa? lista figuraban: desde viáticos para viajes en primera, vestuarios especiales, un guardaespaldas las 24 horas del día, dos asistentes, tres niñeras para su hijo adoptado de cuatro años, un chef, créditos gigantes en la pantalla, publicidad, un convertible para uso propio, un Cadillac para su profesora de pilates y un chofer que no fumara, teléfonos celulares, una suite presidencial, un cámper equipado con todo -aire acondicionado, calefacción, cama, baño privado, duchas, heladera, teléfono, cocina, fax-.
Ante tales exigencias, los productores prefirieron olvidarse del proyecto. Sólo que la actriz no quedó conforme: los demandó por 100 millones de dólares.
Lo curioso es que la oferta para protagonizar la secuela de Bajos Instintos le llegó a Stone en su peor momento, ya que su última cinta, Gloria (1999), apenas había recaudado alrededor de cinco millones de dólares.
Sin embargo, Sharon alega que su demanda por 100 millones de dólares se debe a que mientras los productores decidían si se filmaba la secuela, ella dejó escapar la oportunidad de protagonizar La herencia del señor Deeds (2002), que en Estados Unidos tuvo buena recepción por parte del público.
Además, considera Sharon, sus demandados tienen que compensar lo que le habían prometido: 12 millones de dólares como sueldo y un porcentaje de las ganancias en taquilla.
No obstante que su mejor época ya pasó y que no supo capitalizar el éxito adquirido en 1992 con Bajos Instintos, la actriz aún se comporta como una superestrella. De hecho, cree tener un gran poder, como ella misma lo ha sentenciado: ?Tengo las pelotas más grandes de Hollywood?.
Los abogados intentarán este mes, cuando se vean las caras en el juzgado, contrarrestar la demanda de Sharon alegando que sus peticiones son ?vergonzosas? y ridículas.
Ella se siente diva, sí, pero los productores sólo la ven como una arpía dispuesta a quitarles mucho más que un ojo de la cara.
