ROMA, (Reuters) - El Coliseo se convertiría en un círculo cerrado si un romano septuagenario lograse su propósito.
El arquitecto Carlo Aymonino quiere reconstruir el muro exterior del anfiteatro más famoso del mundo, sacudido por terremotos y utilizado para construir otras glorias en Roma.
"No sería una Disneyland italiana. De hecho, sería exactamente lo contrario, una reconstrucción meticulosa y científicamente correcta", dijo a Reuters Aymonino, de 78 años, en una entrevista.
La remodelación que ha planeado podría convertirse en el próximo capítulo de un largo y a menudo agrio debate sobre si debería permitirse que las maravillas arqueológicas y artísticas sucumban a los efectos del tiempo o sean restauradas a su belleza original.
La celebración de conciertos pop y exhibiciones de arte en el Coliseo recientemente, donde una vez los gritos de la multitud romana animaban los sangrientos combates de gladiadores, es una prueba de que el tiempo no se detiene para los tesoros italianos.
Sentado en su estudio, rodeado de bosquejos y maquetas, Aymonino, de hablar pausado, tiene más munición para lanzar contra aquellos que polemizan sobre una aproximación a la antigüedad sin intervención.
"Actualmente el Coliseo tiene un ascensor de funcionamiento eléctrico que obviamente los romanos no construyeron", dijo con un guiño.
Los esclavos trabajaron durante alrededor de ocho años para construir el Coliseo original, que fue inaugurado en el año 80 de nuestra era con un festival de 100 días de furiosos combates.
Sin embargo, Aymonino no está preocupado por la idea de reconstruir el muro exterior del lugar arqueológico más visitado de Italia, que atrae a cerca de tres millones de turistas al año.
"No llevaría mucho tiempo, podrías usar ladrillos", dijo.
EL COLISEO Y COCA COLA
Aymonino también quiere acabar con la carretera que construyó en el siglo XX el dictador Benito Mussolini, que atraviesa directamente el Foro Romano.
"Es ridículo, esa calle. Cubrieron montones de ruinas y dividieron el Foro en dos", suspiró, al añadir que no acepta el argumento de que trasladar la carretera paralizaría la ya congestionada ciudad.
"El tráfico, como el agua, siempre encuentra un camino", dijo.
Una vez reunidos los sitios, el arquitecto de pelo blanco y gafas quiere reconstruir ruinas como el Templo de Marte, que albergó ceremonias sagradas antes de ser convertido en un museo de arte.
"Las tres columnas principales que quedan son muy hermosas pero son las bases de muchas más. Así que ¨por qué no reconstruirlas, haciéndolas lisas y no con estrías para distinguirlas de las demás?", dijo.