Bagdad, IRAQ.- Nueve militares estadounidenses murieron ayer cuando un helicóptero “Black Hawk” se precipitó al suelo en la localidad iraquí de Fallujah, a 60 kilómetros al oeste de Bagdad. Un residente local dijo a la cadena noticiosa CNN que la aeronave había sido derribada. Sin embargo, el mando estadounidense en Irak manejaba tanto la posibilidad de un accidente como el que el helicóptero hubiera sido derribado por la resistencia iraquí, dado que Fallujah es, desde el principio de la ocupación, la localidad donde se producen más ataques contra las tropas de EU y es un punto crucial del denominado “triángulo sunní”.
El helicóptero, perteneciente al servicio sanitario militar, con cuatro militares tripulantes y otros cinco pasajeros también militares, participaba ayer por la mañana en una misión de rescate en una zona despejada junto a unos palmerales cuando se estrelló con el suelo. En la misión le acompañaba otro aparato artillado aunque los portavoces militares de EU no concretaron cuál era el rescate que estaban llevando a cabo. Otro portavoz señaló que se trataba de un “aterrizaje forzoso”. Inmediatamente se trasladaron al lugar otros cuatro helicópteros fuertemente armados y varias patrullas del Ejército llegaban por tierra aunque sólo pudieron certificar la muerte de todos los tripulantes del aparato.
El pasado dos de enero otro helicóptero estadounidense, esta vez uno de reconocimiento modelo “Kiowa”, fue derribado en la misma zona tras ser alcanzado por un cohete lanzado por la resistencia. En aquella acción murió un soldado de EU y otro resultó herido. En las últimas semanas se ha intensificado la presión del Ejército estadounidense en la región de Faluja, con la detención de numerosos responsables de pequeñas células de la resistencia.
Horas antes, una base militar de EU resultó atacada con numerosos proyectiles de mortero lanzados en seis oleadas consecutivas que se saldaron con un soldado estadounidense muerto y otros 44 heridos, según confirmaron portavoces de EU en Bagdad. El acuartelamiento se encuentra a unos 50 kilómetros al norte de Bagdad y ayer por la mañana uno de sus flancos presentaba numerosos cráteres causados por la explosión de los proyectiles.
El ataque comenzó a las siete menos cuarto de la tarde hora local y se prolongó por espacio de varios minutos. Los disparos iban dirigidos contra la zona en la que se encuentran los barracones donde duerme la tropa. “Si los cálculos de tiro hubieran sido más precisos podríamos estar frente a una auténtica matanza”, señalaron fuentes militares estadounidenses en Bagdad, que se mostraron preocupadas por la información que manejan los insurgentes que sabían con toda seguridad en que parte del acuartelamiento están situados los dormitorios. Al menos uno de los morteros alcanzó su objetivo.