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SANTIAGO DE CHILE.- El aniversario número 31 del golpe militar el día de hoy, encuentra al general Augusto Pinochet acosado en los tribunales y con su honestidad cuestionada por la revelación de que ha acumulado una riqueza de hasta ocho millones de dólares.
Sólo un tecnicismo legal evitó que el día del aniversario lo encontrara siendo interrogado y a punto de ser sometido a proceso por violaciones a los derechos humanos durante su régimen.
Sus adversarios, en cambio, están en el Gobierno con el presidente Ricardo Lagos, como el tercer Mandatario de la Concertación de Partidos por la Democracia, la alianza partidaria que se mantiene en el poder desde 1990.
Por primera vez, los chilenos podrán visitar hoy el lugar donde Salvador Allende, el Mandatario al que Pinochet derrocó el 11 de septiembre de 1973, se suicidó en el Palacio presidencial de La Moneda, antes que rendirse a los sublevados.
Las autoridades del Gobierno recordaron ayer a Allende con una misa en el Palacio de la Moneda.
Delegaciones de los partidos Comunista y Socialista, y de agrupaciones de derechos humanos, depositaron ofrendas florales a los pies del monumento a Allende, situado en la Plaza de la Constitución y a un costado del palacio de Gobierno.
Los socialistas encabezarán hoy una visita al mausoleo de Allende, en el Cementerio General de Santiago.
Es probable, como ha ocurrido anualmente, que algunos de los actos recordatorios del golpe militar culminen con desórdenes y refriegas entre manifestantes y policías.
Para disminuir la magnitud de los ya tradicionales desórdenes, que empezaron el miércoles, dos universidades suspendieron sus clases hasta el lunes 13.
Desde hace varios años, las fuerzas armadas eliminaron los fastuosos actos con que saludaban el aniversario de lo que ellos consideraban la liberación de Chile del marxismo.
El Ejército es la institución más complicada por la herencia de violaciones a los derechos humanos de la dictadura, que según una investigación oficial de 1991, dejó tres mil 062 opositores asesinados por agentes represivos y 132 uniformados muertos en acciones contra grupos terroristas.
El comandante en jefe del Ejército, general Juan Emilio Cheyre, precisó hace poco que ha respondido 14 mil escritos de los tribunales, ha enviado a declarar a 775 de sus hombres y que 146 están procesados en 383 causas abiertas por violaciones a los derechos humanos.
Pinochet, el protagonista del golpe, no está para festejos: sufre una decena de enfermedades y enfrenta serios problemas judiciales, pese a que momentáneamente sus abogados le evitaron ser interrogado por casos de violaciones a los derechos humanos.
Su defensa busca afanosamente que sea examinado por siquiatras que ratifiquen su “demencia vascular de leve a moderada”, para salvarlo de un juicio por la desaparición de izquierdistas, en 1975. El mismo diagnóstico hizo que la Corte Suprema lo sobreseyera en otro juicio por 75 asesinatos.
Simultáneamente, debe justificar el origen de las seis cuentas bancarias secretas que mantuvo en Washington con saldos de entre cuatro y ocho millones de dólares.
Su riqueza escondida escandalizó incluso a sus partidarios derechistas, que ahora guardan un incómodo silencio. Hasta hace poco tiempo, los partidos políticos derechistas justificaban todos los actos de Pinochet. Ahora, ellos han dicho que también quieren saber cómo acumuló esa fortuna.
Los abogados, familiares de Pinochet y su albacea, Óscar Aitken, afirman que el origen de su riqueza está en los ahorros que hizo desde cuando fue agregado militar en Ecuador, en los 50, que fueron incrementándose hasta los 90 y en las donaciones de particulares.
El responsable del virtual milagro fue el dueño del Banco Riggs, Joseph Albritton, que en 1994 invirtió los ahorros de casi 500 mil dólares de Pinochet con utilidades de un 30 por ciento anual, y los convirtió en ocho millones de dólares, según se afirma.
La reacción casi generalizada en Chile ante las explicaciones es de incredulidad.
