Restos de centenares de víctimas fueron enterrados por sus familiares en 19 féretros.
07 de abril de 2004.
KIGALI (AP).-_ Los sobrevivientes del genocidio de 1994 en Ruanda se reunieron en una ladera para enterrar los restos de centenares de víctimas recuperadas de fosas comunes, al conmemorar el décimo aniversario de la matanza dirigida por el gobierno, en la que se exterminó a medio millón de personas.
Con el entierro simbólico se inicia una semana de luto por los tutsi y políticos moderados de la mayoría hutu que fueron asesinados durante una matanza que duró 100 días en esta pequeña nación del Africa central.
Los restos de centenares de víctimas, dentro de 19 féretros comunes, fueron enterrados por sus familiares y sobrevivientes del genocidio, que trataron de darles a sus seres querido una ceremonia fúnebre después de ser asesinados por sus vecinos bajo las órdenes de un gobierno extremista hutu.
El presidente Paul Kagame cuya fuerza rebelde puso fin al genocidio al derrocar al gobierno extremista colocó una corona de flores sobre el último féretro antes de que fuera enterrado. A continuación encendió una llama votiva que arderá por 100 días los mismos que duró la matanza en el patio central del nuevo Monumento Nacional de Kigali.
Mientras las familias y sobrevivientes del genocidio enterraban a las víctimas, miles de ruandeses se congregaron en el estadio Amahoro para un día de reflexión por los horrores y el dolor del genocidio.
Las mellizas Cynthia y Sonia Dushime, que tenían 11 años cuando toda su familia fue asesinada, entregaron una antorcha al presidente Kagame para la ceremonia de iluminación.
En Ginebra, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, instó a la comunidad internacional a que se mantenga alerta ante señales de posibles genocidios futuros para impedir que se repitan las matanzas similares a las ocurridas en Ruanda.
Annan no viajó a Ruanda para las ceremonias de conmemoración porque deseaba exponer en la comisión de los derechos humanos un plan contra los genocidios, dijo la vocera Marie Heuze a The Associated Press. La ausencia de gobernantes occidentales y autoridades de la ONU era conspicua.
El hecho de que la comunidad internacional no logró detener la matanza es motivo de vergüenza y dolor para Annan, que encabezaba las fuerzas de pacificación de la ONU en esa época. Tanto Annan como el entonces presidente estadounidense Bill Clinton se han disculpado por el error de no haber intervenido a tiempo.
Al mediodía Ruanda guardó tres minutos de silencio ante que los sobrevivientes relataran sus experiencias al país. Los gobernantes de Sudáfrica, Kenia, Etiopia, Burundi, Bélgica, Tanzania y el Congo llegaron a Ruanda con motivo de la conmemoración, al igual que funcionarios estadounidenses y europeos de menor jerarquía.
"Debemos corregir los errores que hemos cometido en nuestra historia", destacó el primer ministro belga Guy Verhofstadt, en Kinyarwanda, en un aparente esfuerzo por tratar de conectarse con los ruandeses. Bélgica, ex potencia colonial de la región, retiró repentinamente sus tropas de Ruanda días antes que comenzar el genocidio.
El presidente sudafricano Thabo Mbeki dijo que "hemos llegado a esta tierra que conoce el verdadero significado de la tragedia totalmente para absorben la lección de que ser un realmente humano es superar la fácil tentación de odiar, de desesperarse, de buscar venganza, de adorar ante el altar de la violencia, de adorar el uso de la fuerza aterradora en las relaciones humanas".
Mientras la ceremonia se realizaba en el estadio, la gente tomada de las manos estalló en llanto, otros gritaban histéricamente y fueron trasladados hasta tiendas de la Cruz Roja levantadas en zonas adyacentes. Los miembros del coro nacional lloraban mientras cantaban.
El genocidio comenzó horas después que el avión en que viajaba el presidente Juvenal Habyarimana fue derribado misteriosamente el 6 de abril de 1994. Pero los tutsi, que ahora dominan el gobierno y el ejército de Ruanda, afirman que la masacre comenzó el 7 de abril en parte porque no desean que la fecha coincida con el derribamiento del avión de Habyarimana, una fecha con significado político para los extremistas hutu.