04 de febrero de 2004.
Caracas, (EFE).- Las calles de Caracas se vistieron hoy de fiesta y luto con respectivas manifestaciones chavistas y opositoras en el duodécimo aniversario del fallido golpe de Estado que en 1992 dio a conocer mundialmente al entonces teniente coronel Hugo Chávez.
El aniversario de este año se produce a pocos días de que el Poder Electoral decida si la oposición reunió las firmas suficientes para convocar un referendo revocatorio en contra de Chávez, elegido democráticamente presidente de Venezuela en febrero de 1999.
"Esta multitudinaria presencia del pueblo en las calles es el verdadero referendo", exclamó el ministro de Educación, Aristóbulo Istúriz, mezclado con manifestantes vestidos de rojo que recorrieron el centro-sur de Caracas y remataron en un hipódromo.
La previsión del diputado oficialista Tarek Saab de reunir a más de "400.000 personas" no fue confirmada con exactitud por su colega Juan Barreto, quien declaró que "aquí hay miles y quizás millones".
En la otra marcha, Oscar Pérez, presidente de la opositora Gente de Sucre, dijo que la manifestación "antichavista" en el acomodado este capitalino fue también multitudinaria y protestó "contra la violencia del pasado y del presente de este Gobierno".
Pérez y otros líderes opositores felicitaron el uso de luces intermitentes, el izado de banderas a media asta y la vestimenta de color negro que marcó la marcha de los detractores del Gobierno. "Estamos de luto; no hay nada que celebrar. El que quiera hacerlo se asume como golpista", dijo el líder opositor Elías Santana.
Los tres comandantes que junto a Chávez lideraron la intentona, Francisco Arias, Jesús Urdaneta y Joel Acosta, lo abandonaron y han terminado en la oposición, lo mismo que algunos mandos medios.
El capitán Luis Valderrama, quien dirigió las acciones rebeldes en una de las guarniciones, indicó que la situación del país no ha mejorado y que las causas que las motivaron siguen intactas.
Las manifestaciones de hoy volvieron a demostrar la polarización de la sociedad venezolana respecto al Gobierno de Chávez, a quien sus oponentes acusan de haber llevado el país a la debacle económica e intentar implantar un régimen castro-comunista.
Los partidarios del Presidente acusan por su parte a la oposición de estar dirigida por oligarcas y los mismos sectores que durante décadas obviaron las necesidades de los más débiles en un país enormemente rico gracias a sus recursos petroleros.
El 4 de febrero de 1992 marcó una línea divisoria en la historia nacional, y para el oficialismo representa la ruptura con el pasado.
La intentona golpista de aquel día, sin precedentes en la historia democrática venezolana desde la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez, en 1958, dio un gran impulso al proyecto político que venía preparando Chávez, en aquellos momentos teniente coronel de paracaidistas, en compañía de otros jóvenes oficiales.
Encuestas realizadas tras la derrota de la intentona revelaron que el apoyo ciudadano a los alzados superaba el 80 por ciento, y que el encarcelado Chávez se había convertido, de repente, en un ídolo para buena parte de la sociedad venezolana.
Tras dos años de cárcel, Chávez obtuvo el indulto en 1994 del entonces presidente Rafael Caldera y se dedicó por entero a formar un frente político de izquierdas, que dio paso al nacimiento del actual partido gubernamental, Movimiento V República (MVR).
Chávez reivindica su fallido golpe contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez como la segunda referencia histórica contemporánea del proceso que lo llevó a la Presidencia en 1999.
La primera -aunque se llama continuador del independentista Simón Bolívar- la remite al levantamiento popular de febrero de 1989, llamado el "Caracazo", también en el segundo Gobierno de Pérez.
Chávez plantea en sus discursos que el 4 de febrero de 1992 no hubo un intento de golpe de Estado tradicional, sino una rebelión desatada por el descontento de un pueblo excluido de los beneficios aportados por el petróleo, debido al modelo adoptado por Pérez.
La revisión histórica lo llevó a declarar el 4 de febrero "Día de la Dignidad" y a presentar la fecha como la primera rebelión armada contra las políticas neoliberales del Fondo Monetario Internacional (FMI) seguidas a rajatabla por Pérez, quien el 27 de noviembre de 1992 superó otra revuelta militar "chavista".
