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Recuerdos de Atocha/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“El amor nace del recuerdo, vive de la inteligencia y muere por el olvido.”

Ramón Llull

MADRID, España.- Camino por las instalaciones de Atocha, la estación ferroviaria del centro-sur de Madrid, donde el 11 de marzo de este año se registraron una serie de explosiones que costaron la vida a 190 personas. No encuentro, en la inmensidad del complejo arquitectónico de un modernismo decimonónico, indicios de la tragedia que tuvo lugar ahí hace apenas unos meses. Hay sólo un lugar discreto en el que la gente deposita velas y pequeñas ofrendas.

El 11 M, como le llaman los españoles, parece haberse desvanecido del inconsciente colectivo o por lo menos de su primer plano. El tema ya no está, como antes, presente de manera obsesiva en los medios de comunicación. Me da la impresión de que el español ha mostrado una mayor capacidad que otros para remontar una tragedia de este tipo. A Nueva York le ha costado más trabajo dejar atrás el 11 de septiembre del 2001. Sin duda las medidas de seguridad en la urbe de hierro y en los aeropuertos estadounidenses son mucho más estrictas de las casi nulas que veo hoy en Atocha. Quizá la aceptación sea producto del hecho que ETA, con su constante campaña de terrorismo, ha habituado a los españoles a los atentados. Tan sólo antier la policía nacional detuvo a 16 etarras sospechosos de reclutar a nuevos integrantes del movimiento. ETA nunca deja de estar presente en los medios españoles.

El peligro de un atentado nunca desaparece en las ciudades españolas. No tiene uno que escarbar mucho entre la gente, sin embargo, para escuchar historias del 11 M. Un madrileño maduro me habla de la Merce, una mujer de 45 años fallecida en los atentados. Ella trabajaba para Telefónica, la empresa española de telefonía. Como muchas otras víctimas, una decisión fortuita la llevó a estar en un tren en Atocha esa mañana del 11 de marzo. No murió instantáneamente.

Agonizó durante días en un hospital de Madrid, con el cuerpo demasiado maltrecho y quemado para que generar esperanzas de sobrevivir. Al final falleció, como tantos más en consecuencia de los atentados. Telefónica ha decidido entregar a los hijos de Merce una cantidad de dinero equivalente a lo que ella habría ganado el resto de su vida laboral. El dinero no compensa la pérdida de una madre, es cierto, pero cuando menos alivia las angustias económicas. Quizá una de las razones que han permitido dejar atrás el 11 M con relativa facilidad es que el acto tuvo consecuencias políticas. Las elecciones generales del 14 de marzo llevaron a una inesperada derrota del Partido Popular en el poder. Nadie acusaba a los populares de responsabilidad en los ataques, por supuesto, pero muchos españoles percibieron un intento de engaño del gobierno de José María Aznar que insistió durante demasiado tiempo que la organización terrorista ETA había llevado a cabo los sanguinarios atentados.

El triunfo electoral de los socialistas de José Luis Rodríguez Zapatero sirvió quizá como catarsis, como lo fue la decisión del nuevo gobierno de retirar a las tropas españolas de Iraq y poner así fin la participación española en una guerra impopular. La noticia del primer condenado por el crimen de Atocha ha recibido poca atención de los medios españoles. Se trata de un menor de edad, llamado el Gitanillo, que vendió y transportó 15 o 20 kilos de dinamita -de un total de 140 usados en los atentados-a un marroquí involucrado en los atentados. Un juez ha sentenciado al Gitanillo a seis años de cárcel y cinco de libertad vigilada.

Pese a haberse desvanecido del primer plano, el recuerdo de la tragedia sigue estando ahí. El día de su boda los príncipes Felipe y Letizia depositaron una ofrenda floral en Atocha. En las reuniones públicas en toda España, el 11 M es tema recurrente. Los artistas empiezan a reflexionar sobre él. El guitarrista flamenco Tomatito ofreció recientemente una “Balada por Atocha”.

El año que viene, cuando se recuerde el primer aniversario, habrá una nueva ronda de reflexiones. Pero por lo pronto yo camino con libertad por los pasillos de Atocha. Converso con los dependientes de las tiendas y con la gente que se apresta a tomar algún tren. Nadie habla del 11 M y con razón. No se puede vivir siempre con una tragedia de esta magnitud en el corazón. El 11 M ya no es obsesión presente: pero tampoco es un recuerdo relegado al cesto del olvido.

BOLSAS

Ocho millones de españoles invierten en bolsa, señaló ayer Antonio J. Zoido, presidente de Bolsas y Mercados Españoles (BME), en el VI Foro Latibex de la Bolsa de Madrid. Una de cada tres familias españolas tiene acciones bursátiles. Ésa es una de las razones por las que el mercado español muestra tanta solidez. En México, en cambio, sólo una minoría participa en los mercados bursátiles.

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sergiosarmiento@todito.com

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