Agencias
CAP HAITIEN, HAITI.- Partidarios armados del presidente Jean Bertrand Aristide montaron barricadas en llamas ayer, jurando atacar a rebeldes que encabezan una sangrienta rebelión que se ha extendido a por lo menos 11 ciudades y costado 42 vidas.
Pistola en mano, bandas de jóvenes pro Aristide montaban barricadas y lanzaban piedras a autos en marcha en esta ciudad portuaria norteña. Los jóvenes dijeron que protegían al medio millón de habitantes de la segunda ciudad del país, un bastión de Aristide donde el apoyo ha disminuido con el aumento de la pobreza.
Las Naciones Unidas han denunciado que las barricadas impiden la entrega de alimentos y otra ayuda humanitaria a la población. Por otra parte, se prevé que en las próximas horas las ciudades del norte se quedarán sin combustible, ya que el bloqueo de carreteras imposibilita su distribución.
Los rebeldes han sembrado el caos en casi una docena de ciudades pidiendo la renuncia de Aristide.
Funcionarios informaron que la policía, con ayuda de milicianos, expulsó a los rebeldes de Dondon, una localidad a unos 20 kilómetros a las afueras de Cap Haitien, en el norte del país. Luego, los partidarios del Gobierno quemaron los hogares de nueve activistas antigubernamentales, informó Radio Vision 2000.
Luego de combates esporádicos el lunes, la policía recuperó el control de la ciudad porteña de Saint Marc, 72 kilómetros al oeste de Puerto Príncipe, la capital. Al menos tres hombres recibieron disparos y uno de ellos murió, supuestamente por simpatizantes de Aristide. Su cuerpo degollado fue dejado en el arcén.
“La policía nacional no puede restablecer el orden por sí misma”, dijo el primer ministro Yvon Neptune en Saint Marc.
Añadió que el levantamiento era un “acto de terrorismo” y que la violencia está “vinculada a un golpe de Estado”.
Conforme los rebeldes trataban de capturar más ciudades, la coalición de oposición, Plataforma Democrática, se distanció de la revuelta.
“No nos identificamos con este levantamiento armado, pero sí con la lucha pacífica de la gente en busca de democracia”, dijo Mischa Gaillard, político de oposición que se reunió con otros elementos de la alianza Plataforma Democrática para debatir si apoyaban la revuelta. “Rechazamos la violencia”.
Nuevas formas
Por otra parte, el Gobierno de EU consideró ayer que la solución a la crisis que atraviesa Haití pasa por cambiar la forma en la que el país está siendo gobernado, según manifestó el portavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher.
El portavoz confió en poder dar con “fórmulas y mecanismos”, que ayuden a superar el conflicto “a través de la negociación y utilizando los esfuerzos de la Comunidad Caribeña Caricom”.
Boucher consideró “vital” que el presidente haitiano, Jean Bertrand Aristide, “dé los pasos necesarios para terminar con el clima de violencia (...) y logre un arreglo político a los problemas de Haití”.
Sobre el papel de la oposición, aseguró que “no ha estado asociada directamente” con las bandas organizadas que han desatado los actos de violencia en distintos puntos del país caribeño.
Estas bandas violentas, dijo Boucher, “parecen tener su origen en otros grupos, y en algunos casos en grupos que en el pasado recibieron el apoyo de gente asociada al Gobierno”.
Estados Unidos invadió Haití en 1994 para apoyar el regreso al poder de Aristide, después del intento de golpe de Estado para derrocarlo, pero la situación de las relaciones entre Washington y Puerto Príncipe se ha deteriorado mucho desde entonces.
Pese a la preocupación por la situación de violencia, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, descartó una eventual intervención y dijo que “no tenemos planes de hacer nada”.
Esto no quiere decir, añadió el jefe del Pentágono, que su Departamento no tenga planes para un eventual envío de tropas, sino que en estos momentos no se tiene intención de aplicarlos.