El objetivo es "elevar" la seguridad en el país.
08 de agosto 2004.
Bagdad, (EFE).- El Gobierno interino iraquí restableció hoy la pena de muerte para las personas declaradas culpables de atentar contra la seguridad nacional, asesinato y secuestro, justificando que la medida es necesaria para frenar los ataques insurgentes.
La medida, que alcanza también a los convictos de narcotráfico, fue anunciada por el ministro de Estado, Adnan Al Janabi, al día siguiente de que el Gobierno declarara una amnistía limitada que excluye los delitos de sangre.
La pena de muerte y la amnistía forman parte de la estrategia que ha adoptado el Gobierno del primer ministro interino, Iyad Alawi, con el propósito de acabar también con la criminalidad, incluido el secuestro de personas.
"Tenemos antes nosotros la dura tarea de mantener la seguridad y la estabilidad de este país, combatir el terrorismo y el crimen organizado", manifestó el ministro de Estado.
El anuncio de la reintroducción de la pena capital coincidió con la emisión por parte del canal de televisión árabe "Al Arabiya" de una filmación en la que un grupo autodenominado Ejército Islámico en Irak se atribuía el secuestro del cónsul iraní en Bagdad.
Según los secuestradores, el cónsul iraní a quien identificaron como Fereidoun Jahami, fue capturado en Kerbala en poder de documentos que evidenciaban que su misión era de la fomentar la inestabilidad en esa ciudad situada a unos cien kilómetros al sur de la capital iraquí.
Este mismo grupo fue el que secuestro el pasado 4 de julio al ciudadano filipino Angelo de la Cruz, a quien liberó el 22 de ese mismo mes después de Filipinas retirara de Irak a su contingente de 54 soldados, a raíz de la amenaza de ejecutarlo.
Durante los últimos meses, más de setenta extranjeros han sido secuestrados en Irak por grupos radicales que persiguen objetivos políticos o por organizaciones criminales movidas por el afán de lucro.
Desde que sucedió el traspaso de poderes el 28 de junio, Allawi y otros ministros amenazan a menudo con adoptar medidas duras con el fin de lograr imponer el orden y restablecer la seguridad antes de las elecciones previstas para enero de 2005.
"No se trata de una puerta abierta para ejecutar a cualquiera y a todos, o a la gente que no guste al Gobierno. Esta no es una ley de Sadam", apuntó Al Janabi en su comparecencia ante la prensa.
La pena de muerte fue suspendida el pasado año por el antiguo administrador civil de Irak, el estadounidense Paul Bremer, tras la caída en abril de Saddam Hussein, e instaurada el 30 de junio, horas después del traspaso de poderes al Gobierno interino.
Saddam, quien el mismo día que se produjo el traspaso de poderes fue puesto bajo la custodia legal del Gobierno de Allawi, se expone ahora a recibir la pena de muerte en el juicio que lo aguarda por presuntos crímenes de guerra y contra la humanidad.
Los países de la Unión Europea (UE) son contrarios a que Irak restablezca la pena de muerte que, según dijo Al Janabi, será revocada cuando la normalidad reine en el país.
Durante el régimen de Saddam Hussein, había 114 delitos castigados con la pena capital, que en los casos civiles era aplicada en la horca y en los militares por un pelotón de fusilamiento.
Al Janabi no especificó la forma que se empleará en Irak para ejecutar a los condenados, y tampoco si las ejecuciones se llevarán a cabo en público o en un pabellón reservado.
El anuncio del restablecimiento de la pena de muerte fue hecho unas pocas horas después de que el primer ministro Alaui regresara de la ciudad de Nayaf, a la que viajó por sorpresa con la intención de acabar con la insurrección de la milicia shii leal al clérigo radical Muqtada Al Sadr.
A su regresó a Bagdad, tras dos horas en aquella ciudad, al menos dos helicópteros militares estadounidenses dispararon misiles contra las posiciones de la milicia shii en Nayaf, escenario desde el pasado jueves de intensos combates con las tropas de EU.