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MÉXICO, DF.- El Partido de la Revolución Democrática (PRD) enfrentará con modestas expectativas los 14 procesos electorales de 2004, pues aspira a ganar sólo en Zacatecas y Tlaxcala e incrementar “significativamente” su presencia en estados donde hoy no la tiene.
En su propuesta de estrategia electoral, que será discutida en breve en el seno de los consejos Consultivo y Nacional, el Comité Ejecutivo Nacional del PRD admite que los comicios de 2004 y 2005 “son tan sólo una buena oportunidad para crecer”.
El secretario general del partido, Carlos Navarrete Ruiz, afirma que, sin embargo, “se está conformando un escenario político que abre un abanico de posibilidades al PRD, incluida la expectativa de convertirse en la primera fuerza política en 2006; vientos favorables soplan desde la ciudad de México”.
En el documento denominado “Es la Hora del PRD”, la dirigencia señala que su partido se propone recuperar el paso ascendente y lograr su consolidación en los procesos electorales locales de 2004 y los primeros que se verificarán en 2005.
Con ello, agrega, sentará las bases para ganar la mayoría legislativa y la Presidencia de la República en 2006.
Así, en el capítulo relativo a la Acción Electoral del PRD, es muy clara al indicar que “ahí donde gobernamos, debemos ratificar nuestro voto; es totalmente posible ratificar nuestra permanencia en Zacatecas y Tlaxcala y prepararnos para ganar en otras entidades”.
Sin embargo, en el apartado referente a la Acción Electoral Extensiva, la dirigencia del PRD expone que “nos proponemos que en las entidades como Puebla, Tamaulipas, Aguascalientes, Yucatán, Chihuahua, Baja California y Durango ningún resultado en el futuro se ubicará por debajo de niveles de competitividad”.
Más adelante, el proyecto de Estrategia Electoral de este partido acepta que en los casos de las entidades donde las dificultades de planeación son mayores, le será indispensable establecer metas específicas por ciudad y región.
En su plan, los perredistas se proponen también combatir el abstencionismo para evitar lo que sucedió en las elecciones intermedias del seis de julio de 2003, en las que el voto duro del PRI fue suficiente para ganar la mayoría en la Cámara de Diputados.
Asimismo, plantean una política de alianzas con las demás fuerzas políticas del país, de la que sólo excluyen al PRI, aceptando que en algunos casos específicos irán con candidatos comunes con el Partido Acción Nacional (PAN), el del Trabajo (PT) y Convergencia.
No obstante, dejan abierta la posibilidad de valorar la integración de algunos desprendimientos en el PRI que voluntariamente pudieran decidirse por participar con el PRD, “siempre y cuando cuenten con buena fama pública”.
Uno de los factores que se manejan en la propuesta de Estrategia Electoral del PRD como retos a superar es el de la unidad interna, pues reconocen que en este punto no han logrado encontrar los mecanismos que les permitan elegir a sus candidatos sin mayores sobresaltos.
Empero, ponen como ejemplo el caso del pacto político en Zacatecas, donde los precandidatos lograron, no sin muchas dificultades, ponerse de acuerdo y elegir a Amalia García como candidata de unidad.
Afirman que si ahí se logró anteponer los intereses del partido a los particulares o de grupo, en las demás entidades es posible hacerlo también, teniendo presente que de ello dependerá que el PRD aproveche la oportunidad histórica que se le presenta de convertirse en Gobierno nacional en 2006.
Sin embargo y pese a que el presidente del PRD, Leonel Godoy Rangel y algunos otros integrantes de la cúpula no lo quieren admitir, el surgimiento de grupos de apoyo a una eventual candidatura presidencial de Andrés Manuel López Obrador amenaza con romper la débil cohesión interna.
Incluso, se dice que el “choque de trenes” entre el jefe de Gobierno del Distrito Federal y el líder moral del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas, es inminente y así se observa ya en la elección de candidatos a las diez gubernaturas que estarán en juego en 2004.
