San Petersburgo, (EFE).- El icono de la Virgen de Tíjvin, uno de los más venerados por los creyentes ortodoxos y que la leyenda atribuye al pincel de San Lucas evangelista, regresó a San Petersburgo tras 63 años de "exilio" en Estados Unidos.
La reliquia, que se considera protege a Rusia de las invasiones, fue recibida en la antigua capital de los zares por el metropolita de San Petersburgo y Ládoga, Vladimir, y por miles de creyentes, que en una solemne procesión la acompañaron hasta la catedral de la Santa Trinidad de la Laura (monasterio) de Alejandro Nevski.
La Virgen de Tíjvin será trasladada a la Catedral de Kazán, donde durante cuatro días podrá ser venerada por los creyentes las 24 horas al día, antes de volver para siempre al recién reconstruido Monasterio de la Asunción de Tíjvin, al oeste de la antigua capital imperial.
La reconstrucción de este templo en una patria libre del poder soviético y donde la religión dejara de ser perseguida fue la principal condición que había puesto el arzobispo de Riga Juan Garklavs, quien en 1949 se la llevó de la URSS a EU.
La región militar de Leningrado anunció que el Ejército prestará tiendas de campaña y cocinas ambulantes para albergar y dar de comer a los miles de peregrinos que se espera acudan a Tíjvin de todo el país para rezar ante la sagrada imagen.
En su retorno a Rusia, la imagen de 109 por 86 centímetros, hizo primero una escala en Moscú, donde los creyentes pudieron visitarla en el principal templo de la Iglesia Ortodoxa en la capital del país, la Catedral de Cristo Redentor.
"Celebramos el retorno de una de las reliquias más sagradas de la Tierra Rusa ante la que nuestros antepasados rezaron durante seis siglos para pedir la protección de la Virgen para sí y para la Santa Patria", había declarado el Patriarca de Rusia, Alexis II, al recibir la imagen en Moscú.
Antes de ser trasladado a San Petersburgo, la imagen fue despedida en Moscú con servicios religiosos oficiados por el Patriarca y una procesión de la cruz a la que asistieron 20 mil creyentes, entre ellos muchos minusválidos y enfermos en sillas de ruedas.
El Patriarcado ruso negoció durante ocho años el retorno la imagen a Rusia con la Iglesia Autocefálica estadounidense y con el hijo adoptivo y heredero del arzobispo Juan, el arcipreste Serguéi Garklavs, mientras se reconstruía el monasterio de Tíjvin.
La leyenda reza que la imagen habría sido pintada por San Lucas aún en vida de la Madre de Dios y permaneció primero en Jerusalén y después en Constantinopla.
En 1383, siete décadas antes de que los turcos tomaran esa capital del imperio bizantino, la imagen desapareció del templo donde se guardaba y, según la leyenda, apareció milagrosamente en Rusia sobre las aguas del lago Ládoga.
Fue instalada en la pequeña ciudad de Tíjvin en un templo de madera, que el gran príncipe Vasili Ivánovich sustituyó por uno de piedra después de que sus rezos ante el icono para que la Virgen le permitiera tener descendencia dieran fruto y en 1530 él tuviera un heredero, el futuro zar ruso Juan el Terrible.
Volviendo sobre sus pasos, durante su regreso de EU hizo asimismo una escala en Riga, donde fue venerada durante tres días por miles de creyentes de los tres países bálticos, ahora miembros de la Unión Europea.
La presidenta letona, Vaira Vike-Freiberga, asistió en Riga a una liturgia en la Catedral Ortodoxa de la Natividad Sagrada y pidió a los fieles de todas las religiones que acudan a rezar ante la imagen de la Virgen.
