El Papa volvió a condenar los métodos de intolerancia y la violencia en servicio a la verdad.
15 de junio de 2004
Ciudad del Vaticano, (Notimex).- El Papa Juan Pablo II reiteró el "arrepentimiento" de la Iglesia por los pecados de intolerancia y, en particular, por los cometidos por la Inquisición en una carta enviada al Comité para el Jubileo de 2000.
La misiva, enviada al presidente del Comité para el Jubileo de 2000, cardenal Roger Etchegaray, y publicada este martes por la prensa, fue escrita en ocasión de la publicación de las actas del simposio sobre la Inquisición que tuvo lugar en el Vaticano en 1998.
"Recibí con vivo aprecio el volumen que recoge las Actas del Simposio Internacional sobre la Inquisición, organizado en el Vaticano los días 29-31 de octubre de 1998 por la Comisión Teológica del Comité para el Gran Jubileo de 2000", dijo el papa en la misiva.
Recordó que una reflexión sobre la Inquisición fue por él recomendada en la carta apostólica "Tertio mllennio adveniente", en la que advierte que "es justo que la Iglesia Católica asuma con viva conciencia el pecado de sus hijos".
Ello, dijo, "en recuerdo de las circunstancias en las cuales se alejaron del espíritu de Cristo y el Evangelio, ofreciendo al mundo en vez del testimonio de una vida inspirada en la fe, el espectáculo de modos de pensar que eran formas de anti-testimonio y escándalo".
En la carta publicada este martes el pontífice destacó que en la opinión pública la imagen de la Inquisición representa casi el símbolo de tal anti testimonio y escándalo.
Pero declaró que antes de pedir perdón era necesario tener conciencia exacta de los hechos y "ubicar las faltas respecto a las exigencias evangélicas ahí donde efectivamente se encuentran".
"Es esta la razón por la cual el comité se dirigió a historiadores cuya competencia científica es reconocida universalmente", dijo.
Juan Pablo II destacó que el trabajo de los teólogos fue guiado por la distinción entre el auténtico "sensus fidei" y la mentalidad dominante en una época determinada que pudo haber pesado sobre su opinión. Recordó que el espíritu de la Inquisición fue abolido, pero que "los hijos de la Iglesia no pueden no retornar con espíritu de arrepentimiento sobre el uso, en especial durante algunos siglos, de métodos de intolerancia y hasta de violencia al servicio de verdad".
"Este espíritu de arrepentimiento, es claro, comporta el firme propósito de buscar en el futuro las vías del testimonio evangélico que hay que hacer a la verdad", añadió.
El pontífice se refirió a la jornada del 12 de marzo de 2000, cuando él mismo encabezó en el Vaticano la "Jornada del Perdón" y pidió perdón por los errores cometidos por la Iglesia que, dijo, en la búsqueda de la verdad, incurrió en métodos no evangélicos.
Karol Wojtyla dijo que "es en imitación del propio Señor, tímida y humilde de corazón, que la Iglsia debe cumplir este servicio". "La oración que entonces dirigí a Dios contiene los motivos de un pedido de perdón que vale tanto para los dramas ligados a la Inquisición como para las heridas en la memoria que son su consecuencia", afirmó.
"Señor, Dios de todos los hombres, en ciertas épocas de la historia los cristianos a veces condescendieron con métodos de intolerancia y no siguieron el gran mandamiento del amor, distorsionando así el rostro de la Iglsia, tú esposa", acotó.
"Ten misericordia de tu hijos pecadores y recibe nuestro propósito de buscar y promover la verdad en la dulzura de la caridad, sabiendo bien que la verdad no se impone, sino en virtud de la propia verdad", concluyó. La carta del Papa y el libro "La Inquisición" fueron presentados por los cardenales Etchegaray, Jean Louis Tauran, archivista y bibliotecario de la Iglesia; Georges Cottier, teólogo de la Casa Pontificia y el profesor Agostino Borromeo, curador del volumen.
Etchegaray destacó que con la revisión de la Inquisición convocada por Juan Pablo II "la Iglesia no teme someter su propio pasado" pues "la Inquisición obsesiona siempre las memorias y el imaginario como mito de la intolerancia y de la violencia surgidas de la pofundidad de la misma.
El libro, de 786 páginas, cuenta con la participación de 29 autores y fue publicado en inglés, italiano, francés y español.
En ocasión del Jubileo de 2000, Juan Pablo II también pidió perdón por otras culpas de la Iglesia, como su posición del pasado contra los judíos.