EL SIGLO DE TORREÓN
MARIO DÁVALOS ES UNO DE LOS MEJORES DEPORTISTAS CON CAPACIDADES DIFERENTES DEL PAÍS.
Hace frente al abandono de su madre y a la poliomielitis.
TORREÓN, COAH.- Ni el abandono de su madre cuando tenía seis meses de nacido, luego de que le atacara la poliomielitis, ni el nulo apoyo recibido por las autoridades de gobierno durante su carrera como deportista, han detenido a Mario Dávalos Romero en su carrera como uno de los mejores atletas con discapacidad del país.
A lo largo de su vida, sus metas han sido muchas desde aquel día en que su mamá ya no regresó por él. “Ella aún anda buscando un buen cuartito y barato para vivir con su pequeño hijo”. Este hombre de 37 años es oriundo de Veracruz y guarda un amor profundo a su abuela, Gumercinda Galván, quien se hizo cargo de él hasta que ella murió, justo cuando Mario cumplió 15 años.
El otrora campeón de natación con 200 medallas en su haber, platica que dejó este deporte porque no recibió el apoyo que él necesitaba para lograr su internacionalización. De espalda y torso atlético, Mario relata que lucha por conseguir glorias en el deporte para dignificar a quienes como él, tienen capacidades diferentes.
Desde el año 2002 retomó la carrera de atletismo que abandonó en 1993 luego de terminar con éxito el recorrido México-Acapulco. El seis de octubre de 2003 inició una nueva meta: Cancún-Hermosillo, Sonora, donde deberá recorrer 17 estados de la República en siete meses.
El viernes 30 de enero llegó a esta ciudad como parte de ese recorrido. A la vez que descansa del largo viaje, Mario aprovecha para solicitar apoyo económico del Gobierno Municipal y en especie, para continuar su camino a la ciudad de Chihuahua.
Mientras informa que de la Presidencia Municipal que comanda Guillermo Anaya, solamente recibió mil pesos –cantidad insuficiente para pagar hospedaje, comprar llantas y alimento-, él considera que no existe cultura para apoyar a atletas con discapacidad.
Él, -quien se crió en un sillón viejo -sujeto a una discapacidad que hasta los diez años lo obligó a desplazarse a gatas de un lado a otro-, piensa que las personas dedicadas al deporte con un impedimento físico como el suyo, son tomados como negocio por vividores.
No olvida el esfuerzo que hizo su abuela para regalarle un asno que le permitió no romper más los pantalones de las rodillas y desplazarse de un lado a otro. Pero tampoco no desaparece su dolor, cuando recuerda que tuvo que dejar la natación cuando se percató que fue presa del hambre del dinero de los promotores.
Mario dice que al igual que no se explica cómo siendo su madre una enfermera del Instituto Mexicano del Seguro Social en el Distrito Federal, permitió que por un descuido le diera la poliomielitis, no entiende por qué en la provincia de México, no existe apoyo para los discapacitados. Hay un claro bloqueo para que salgan al extranjero a participar.
Este hombre, quien aprendió a nadar dominando las aguas de una laguna cercana a su domicilio, manifiesta que desde los 15 años, gracias a María Eugenia Caballero, psicóloga del DIF en Veracruz, incursionó en el deporte, donde por largo tiempo representó al equipo representativo de natación del DIF de su estado y el del Distrito Federal.
Así como aprendió la técnica de mariposa, pecho y dorso durante su entrenamiento en los cursos de natación del DIF-Veracruz, asimiló que el Gobierno Mexicano no apoya a los atletas con discapacidad, porque no ha instituido un fondo específico para respaldarlos.
Mario decidió buscar suerte en la especialidad de carrera de atletismo, para demostrar que los discapacitados son importantes. “De lo que se trata es demostrar que valemos, que no estamos perdidos”.
Dice que en sus recorridos, se ha dado cuenta de cómo está el sistema político de México, de cómo la gente piensa “y la verdad es que estamos muy mal, porque no hay cultura y es porque nos hacemos tontos y no queremos ver la realidad”.
Han pasado por muchas cosas y ha recibido insultos, burlas, comentarios de todo tipo a lo largo de su viaje. “Cuando ven a uno en silla de ruedas lo ven raro, como si fuera uno bicho y es porque existe mucha discriminación, pero lo bueno es que también hay gente buena”.
En Saltillo tuvo problemas. El gobernador, Enrique Martínez y Martínez, lo quiso ayudar con 100 pesos. Al no aceptarlos, motivó que personal de Atención Ciudadana lo invitara a salir de Palacio de Gobierno. En esta ciudad, en el edificio Municipal del Partido Acción Nacional le cortaron toda ayuda con el argumento de que “tenía excremento en la cabeza” y que ahí no daban apoyo, que era en la Presidencia Municipal.
Para él es triste lo que sucede en el país. Desea abrir el corazón de las autoridades, falta mayor conciencia para impulsar el deporte. “Quisiera que los gobernadores, diputados, alcaldes y empresarios me dedicaran un espacio de su corazón, para que comprendieran que los discapacitados somos tan importantes como el que más”.
Mario continuará hasta el final. Cuando va en carretera la lluvia, el sol y el frío que cala hasta sus huesos, lejos de desanimarlo, lo impulsan. Mejor dicho, cada obstáculo es un reto para él.