Laguna de Relatos
HISTORIAS DEL CERESO | PURGA SALOMÉ UNA CONDENA DE 49 AÑOS
EL SIGLO DE TORREÓN
El joven Alfaro Torres fue sentenciado por el homicidio de Sandra Allison Said
TORREÓN, COAH.- Salomé Alfaro Torres prefiere no pensar en los 49 años que debe pasar en prisión. Cree que no tiene ningún caso imaginarse cómo envejecerá en el Centro de Readaptación Social (Cereso) mientras cumple su sentencia. Por eso vive día a día y mañana, dice, ?Dios dirá?.
Tenía 28 años cuando trabajaba en un súper en la colonia en San Joaquín. Así conoció a Sandra Allison Said. Ella acababa de llegar procedente de los Estados Unidos, pero en sólo unos días se hizo novia de Salomé, mejor conocido como ?El Negro?.
Sandra apenas tenía un mes en Torreón cuando fue asesinada de un balazo en la frente un dos de octubre de 2000. Su cuerpo fue encontrado desnudo. Como vivía sola en la casa marcada con el número 276 de la avenida Aquiles Serdán de la colonia La Constancia, los vecinos tardaron varios días en darse cuenta que había muerto.
El olor desagradable que provenía de su casa hizo sospechar a los vecinos, finalmente se decidieron a entrar y descubrieron su cuerpo en estado de descomposición. Inmediatamente llamaron a la policía.
Las preguntas no se hicieron esperar y los vecinos no tardaron en decir a la policía que Salomé acostumbraba visitar la casa de la extranjera para beber alcohol y drogarse con ella. Lo detuvieron. También a Óscar Monreal Estrada, pero a él lo dejaron libre por falta de pruebas.
Hace ya cuatro años que Salomé se encuentra en el Cereso. Le quedan todavía 45. Sabe que para cuando salga será un anciano. Tal vez su madre ya haya muerto y ni siquiera podrá estar con ella, así sucedió cuando falleció su hermano José.
Las autoridades penitenciarias no le permitieron acudir al entierro de su hermano, pero en cambio dejaron que la familia llevara su cuerpo cerca del portón del Cereso para que Salomé pudiera despedirse de él.
Pero 20 minutos no fueron suficientes para llorar ni para decirle lo mucho que le dolía no haber estado con él, también quería jurarle que no había tenido nada que ver con el asesinato de la extranjera. Insiste en que es inocente.
Dice que la conoció porque ella acostumbraba a vagar en la calle donde él vivía. A los pocos días se hicieron novios. Su madre, en algunas ocasiones, la invitaba a comer, pues le daba lástima verla que andaba toda sucia.
Salomé asegura que Sandra le contó que se había venido de los Estados Unidos porque allá la buscaba la policía, por eso prefería vivir en una ciudad extraña y en una casa que ni siquiera tenía techos, excepto el cuarto donde dormía.
No sabía nada más de ella. Estaba dormido cuando su hermano lo despertó para decirle que habían matado a su novia, de inmediato corrió a su casa y dice que cuando llegó vio que estaba desnuda y que su cuerpo olía a perro muerto.
Horas más tarde llegó la Policía Ministerial, le dijeron que sólo querían que reconociera el cuerpo pero en realidad lo llevaron a otro lugar. Le pusieron un trapo en la boca, lo esposaron de las manos y pies, le vendaron los ojos y luego lo golpearon.
Asegura que lo obligaron a confesar que era culpable. No le quedó más remedio que hacerlo porque ya se había desmayado en varias ocasiones por tanto golpe. ?Me dijeron que ya me había fregado porque Óscar Monreal Estrada les dijo que yo había sido?.
En la colonia, dice, se rumoraba que Óscar había traído a Sandra de los Estados Unidos, pues él le consiguió la casa donde vivía y viajaba con frecuencia al vecino país. Asegura que nunca estuvo con ellos el día que la extranjera murió.
?Nunca la vi que tomara o se drogara, ella sólo vagaba del centro a la colonia, los papás le mandaban dinero, después compró una pistola porque un primo de Óscar Estrada la quiso violar, me dijo que era para protegerse y con ella la mataron?.
Estar en la cárcel nunca fue tan amargo para Salomé como cuando murió su hermano José. Dice que fue un golpe muy fuerte porque además él era quien mantenía a sus cinco hermanos y a su madre.
Por eso en el Cereso trabaja fabricando cuadros y figuras religiosas, su madre las vende en la colonia y con eso ayuda un poco en la economía de la familia y tiene dinero para comprar cigarros en la prisión.
Sus hermanas y su madre lo visitan cada 15 días. Siempre que pueden le preguntan si es verdad que no mató a la extranjera, él les dice que es inocente. ?Yo me sentí muy mal cuando supe que estaba muerta, no la amaba porque teníamos poco de novios pero de todas maneras me dolió?.
Sólo estudió hasta la secundaria y en la cárcel no puede continuar con la preparatoria abierta, pues trabaja cuidando a 18 enfermos mentales que están internados en el Cereso y los días que descansa se dedica a hacer los cuadros y figuras.
Hace tiempo lo operaron en la cabeza por un tubazo que recibió hace cinco años. Unos pandilleros de la colonia donde vivía lo asaltaron y ya en la cárcel no soportaba el dolor, afortunadamente dice, las autoridades penitenciarias se hicieron cargo de que la cirugía se realizara de inmediato.
Dice que el tiempo que dure en la cárcel seguirá trabajando para no pensar en cosas malas ni angustiarse por todos los años de sentencia que le quedan. Su madre siempre le aconseja que se porte bien para que salga antes.
Por eso cuida a los enfermos mentales, confía en que pueda salir antes pero prefiere no pensar en eso. Trata de vivir día con día y mañana dice, ?Dios dirá?. Sabe que será un adulto mayor para cuando salga de la cárcel y que tal vez ya no encuentre viva a su madre: ?a lo mejor yo muero antes, quién sabe, así es el destino de cada quien?.