Juan Pedro desea crear conciencia en los jóvenes de su edad
EL SIGLO DE TORREÓN
CD. LERDO, DGO.- La siguiente es la historia de Juan Pedro, un adolescente de 16 años con una vida común a la de la mayoría de los chicos de su edad. Hasta el día en que decide salir de la reunión familiar en que se encontraba...
Fue el nueve de abril de este mismo año, ?Viernes Santo?, aclara Juan Pedro, para continuar narrando. ?...Estábamos en una comida en casa de mis tíos. Le dije a mi papá que me prestara el carro para venir al baño aquí a mi casa?, explica desde la cama de hospital, que hace cinco meses improvisa una recámara en la sala de su hogar.
No era la primera vez que Juan Pedro conducía un automóvil, tenía dos años de experiencia, ?desde los 14?... rememora. Aprendió viendo a sus padres manejar. ?Después de un rato me fui de regreso a la comida...?. Eran las cuatro de la tarde aproximadamente. Juan Pedro debía llegar al centro de Lerdo, cerca del ISSSTE. Salió de su casa y tomó la avenida Juárez; sólo había avanzado unas cuantas cuadras, en eso se le emparejó otro carro que intentaba rebasarlo, era una mujer quien conducía y por supuesto que Juan Pedro no lo permitiría. El Volkswagen Jetta 1996 que corría Juan Pedro, parecía que tenía alas ?le pisabas y no sentías la velocidad?, justifica el joven conductor y continúa, ?...por no dejar que me rebasara, metí el acelerador y cuando menos acordé ya iba bastante recio?. Pero la inexperiencia de Juan Pedro, no lo dejó percatarse que podía surgir un infortunio que él no controlara, que no estuviera en sus manos.
El percance
Fue llegando a la calle Hidalgo, ?...me salió un señor en bici, en sentido contrario y en estado de ebriedad. No me lo esperaba... y por no querer atropellarlo lo esquivé...?.
La expresión de Juan Pedro cambió repentinamente... es comprensible en alguien que recrea un trágico accidente. Su sincera mirada y sus largas y delgadas manos hablaron por sí solas. ?...Me incliné hacia el lado izquierdo de la calle, hice una curva. El carro comenzó a derrapar y se fue contra un poste... toda la parte del copiloto quedó prensada. Mi cuerpo voló hacia el mismo lado y me pegué en el cuello...?.
Durante los primeros momentos Juan Pedro perdió el conocimiento. Cuando despertó no sentía dolor ni molestia alguna y aún no recuerda cómo sucedieron los hechos. ?No supe en qué momento mis manos quedaron debajo del asiento del copiloto, mi tronco encima y mis piernas sobre los pedales?, el cuerpo de Juan Pedro atravesaba el interior del automóvil.
Todavía se sorprende al recordar a tanta gente rodeando el carro. ?No sé de dónde salió, las calles estaban solas?. Uno de los observadores intentó abrir las puertas para sacarlo, pero éstas estaban prensadas. Cuando al fin pudo hacerlo, comenzó a cuestionar al joven del volante. Juan Pedro accedió a contestar a sus preguntas y entre éstas le proporcionó el número de teléfono para que le avisara a su padre, quien no tardó en llegar, ya que el accidente ocurrió dos cuadras antes de que Juan Pedro concluyera su camino.
Llegó con dos de sus tíos y entre los tres lo sacaron del auto. Los socorristas de la Cruz Roja no lo hicieron ?o no quisieron?, dice Juan Pedro en tono cuestionante. ?Antes que ellos llegaran yo intenté salir pero no pude... no sentía mis manos... no sentía nada?. Recuerda el muchacho volteando a verse a sí mismo. ?Sólo sentía que me estaba chorreando sangre, pero no sabía de dónde?.
Lo subieron a la camilla para llevarlo a la Clínica número 46 de Gómez Palacio. Juan Pedro nunca perdió el conocimiento, él sabía lo que estaba ocurriendo, ?...sentí cuando me rompieron la camisa y me quitaron el pantalón, pero no podía ver bien, veía borroso. Solamente escuchaba a mi mamá que me hablaba y a mis amigos?.
Una vez que recibió los primeros auxilios fue trasladado a la Clínica 71. Le asignaron un cuarto y sobre la cama le colocaron tres colchones más, ?...en la cabeza me pusieron algo parecido a una prensa, ésta tenía varios costales de arena que debía sostener hacia atrás de la cabecera -el muchacho intenta ilustrar sus palabras, pero su cuello no se lo permite- me acuerdo que le decía a mi mamá que todavía no me quería morir...?.
A la semana siguiente, Juan Pedro fue sometido a una operación. Pero la intervención quirúrgica no resultó lo que él, sus padres y los médicos, esperaban. El adolescente comenzó a tener fuertes temperaturas y un pálido color de piel debido a que estaba perdiendo mucha sangre como consecuencia de unas úlceras en el estómago. Los doctores le explicaron que esto se debió al estrés que acumuló por el accidente y por el miedo de no saber lo que le harían en el hospital; por lo que tuvo que entrar a quirófano de urgencia.
Juan Pedro desconocía que los médicos le afirmaban a sus padres que jamás volvería a caminar y cuando él mismo les preguntaba, éstos sólo contestaban ?...tu problema fue muy grave, perdiste tu movimiento y no sabemos si lo vuelvas a recuperar... pero esto lo debes tomar con madurez...?.
Un gran logro
El viernes siete de mayo Juan Pedro fue dado de alta. Por fin regresaría a casa después de un mes de recuperación. Comenzó a tomar rehabilitación, lunes, miércoles y viernes acude a la Clínica 51 de Gómez Palacio. Ahí le aplican una terapia llamada Reeducación, la cual consiste en enseñarle a mover cada parte de su cuerpo desde el principio. Esta terapia, dice Juan Pedro, le ha sido de gran ayuda, pues durante los 30 días que estuvo internado no coordinaba absolutamente nada. ?Tenía que decirle a quien se quedaba a cuidarme: dóblame la pierna, voltéame, dame agua y todo lo que necesitaba?. Con la rehabilitación Juan Pedro poco a poco ha empezado a recuperar el movimiento. ?...Una noche le dije a mi mamá: dóblame los brazos. Sin saber cómo... los moví y me los puse sobre el pecho... yo controlé eso ?dice contento- le hablé a mi mamá y se sorprendió al verme. Me preguntó que quién me los había puesto así. Le dije que fui yo mismo y me dijo que los moviera otra vez y lo volví hacer.
Cuando logró mover los dedos de los pies, el terapista le comentó que estaba teniendo un importante avance, pues éstos son las articulaciones más pequeñas del cuerpo y por lo tanto lo más difícil de controlar. ?Me dijo que iba muy bien y me da esperanzas de volver a caminar. Ahora ya tengo control sobre mis piernas?. Sin embargo aún no se sostiene por sí mismo, ?todavía no puedo mover el tronco... si me sientan en la cama me voy para los lados...?.
Juan Pedro sufrió daño de vértebras, éstas se doblaron a causa del impacto. Con la operación las enderezaron, sosteniéndolas con dos placas de titanio. Afortunadamente no atravesaron la médula, la cual quedó intacta, pues de haberlo hecho, sus esperanzas de volver a caminar hoy sólo serían una ilusión. ?Lo que pasó ha sido muy difícil para mí. Antes corría y jugaba con mis amigos y de pronto un día ya no lo pude hacer más. Primero renegaba con Dios, le preguntaba por qué me había pasado a mí, pero a la vez sabía que era mi culpa, la consecuencia de mis acciones. Entonces empecé a tomarlo con madurez... a razonar que ya todo pasó y que no es posible regresar el tiempo...?
El sabio consejo
Como un muchacho deportista, alegre, que disfruta de bailar y salir con sus amigos, se auto describe Juan Pedro. Sabe que por ahora eso no será posible y el no valerse por sí mismo y depender de su mamá y el resto de su familia para que lo alimenten y lo ayuden a voltearse en la cama, entre otras cosas, lo hace sentirse impotente. Pero dentro de todo lo negativo que le ha sucedido, Juan Pedro conservará algo muy bueno. ?Ahora valoro a mis papás. Antes me iba a las fiestas y ellos me decían que me cuidara porque se preocupaban por mí, pero yo lo tomaba a la ligera, pensaba que me lo decían por fastidiarme y ahora entiendo por qué lo hacían... por eso los quiero más?.
Hugo Daniel de 11 años y Esteban de ocho son los hermanos de Juan Pedro, a quienes solamente vio en tres ocasiones durante el tiempo que permaneció internado, eran muy pequeños para que les permitieran el acceso. Juan Pedro siente que a ellos no les afectó el accidente que sufrió, que no están muy conscientes de lo que le pasó. En su casa no hablan mucho del tema, ?pero un día platiqué con Hugo Daniel, lo hice porque lo he escuchado decir que ya sabe manejar. Así que le dije: yo decía lo mismo y mira lo que me pasó. Se quedó callado. No me dijo nada. No supo que contestar y en seguida le dije: tú todavía no tienes edad para manejar?.
Juan Pedro recuerda que a él no le fue nada fácil convencer a su papá para que le prestara el carro las veces que quería. ?...Pasó mucho tiempo. Fue hasta que me vio manejar y se convenció de que lo hacía bien?. El auto en el que Juan Pedro sufrió el accidente quedó casi inservible, sólo algunas partes se pudieron recuperar, las que ahora su padre ha vendido para arreglar el otro, el que adquirió tiempo después del impacto que sufrió su hijo.
Sus padres, abuelos, parientes, amistades y hasta los párrocos de la iglesia, han tenido que sostener largas pláticas con Juan Pedro, pues hay días en que se siente muy triste y deprimido. ?Me dicen que tengo que sentirme bien, porque Dios me dejó vivir, ya que me tiene algo destinado aquí en la tierra y es Él quien me está ayudando a recuperar mis movimientos. Aunque no puedo negar que ha sido muy difícil aceptarlo?.
Una de las situaciones con mayor dificultad para Juan Pedro, ha sido tener que interrumpir la preparatoria que apenas iniciaba. Pero tiene mucha fe en que pronto va a salir de esto y una vez recuperado continuará con sus estudios y no sólo eso, sino que desea acudir a las escuelas y reunir a grupos de jóvenes, para que a través de platicarles su experiencia, adquieran la conciencia del autocuidado. Su mensaje es ?...que piensen antes de actuar. Que no tomen todo a la ligera. Siempre decimos: a mí nunca me va a pasar, pero cuando uno menos lo espera le pasan las cosas. Yo nunca imaginé que a mí me sucedería y ahora que me veo... perdí el movimiento de mi cuerpo, perdí un año escolar...? y perdió a quienes se decían sus grandes amigos, aquéllos que en un principio lo visitaban con frecuencia y que hoy sólo lo recuerdan como el compañero con el que alguna vez compartieron un salón de clases.