Con total respeto a las formas y perfecto protocolo político, al más puro y tradicional estilo priista, Ismael Hernández Deras tomó ayer las riendas del Gobierno de Durango. De entrada, en su cuidado discurso de toma de posesión, el flamante Mandatario asumió nueve compromisos puntuales y específicos sobre los que los ciudadanos deben asumir el deber de vigilar su cumplimiento.
Hernández Deras, de cara a la clase política duranguense, los invitados especiales, los jerarcas de su partido y sobre todo, los ciudadanos, prometió empleo y oportunidades; una sociedad segura bajo el imperio de la Ley, educación integral y de alta calidad y desarrollo regional equilibrado. También infraestructura carretera y obras públicas para el desarrollo; una política social activa y solidaria, un Gobierno eficiente y cercano a la gente y financiamiento sano del desarrollo.
Y lo más importante dado el clima de confrontación y divisionismo que parece marcar a hierro a los duranguenses: propuso un pacto de unidad y una lógica de acuerdos, un nuevo pacto social “donde caben todos”.
El desde ayer Gobernador Constitucional de Durango, entiende que su estado padece los mayores rezagos económicos y sociales del norte de la República y que en los últimos años, tanto la clase política como la empresarial viven inmersos en confrontaciones, divisionismos y litigios judiciales.
Tarea nada fácil tiene enfrente, pero al menos en su discurso, toma el reto con optimismo: “Durango nos reclama enteros, unidos, trabajando con madurez y responsabilidad para producir oportunidades y construir un horizonte de esperanza”.
De las palabras a los hechos suele haber grandes trechos. Queda en manos de Ismael Hernández Deras el aplicar toda su energía, talento y capacidad para sacar adelante a su estado y en manos de los ciudadanos el vigilar que el Mandatario no descanse un solo minuto hasta cumplir lo ofrecido.