EFE
Washington, EU.- Más de 3,000 dirigentes sindicales repudiaron ayer la política económica y comercial del presidente George W. Bush, e iniciaron una campaña ante el Congreso exigiendo la recuperación de puestos de trabajo en el sector manufacturero.
“El Gobierno de Bush ha destruido millones de empleos”, afirmó Linda Chávez, vicepresidenta ejecutiva de la central sindical estadounidense AFL-CIO ante los representantes laborales que luego marcharon al Congreso.
“Ustedes deben convencer a los miembros del Congreso para que le digan ‘no’ al nuevo tratado de comercio con América Central, para que le digan ‘no’ al propuesto tratado de comercio de las Américas”, agregó Chávez.
“Esos pactos no protegen los derechos de los trabajadores”, matizó.
El secretario general de AFL-CIO, Richard Trumka, afirmó que el Gobierno de Bush “ha lanzado un asalto contra los derechos y beneficios de los trabajadores”.
“Hemos visto un aspecto más siniestro, más sombrío de esta política en Miami”, agregó Trumka, refiriéndose a la represión policial de las protestas contra la reunión, en noviembre pasado, de los ministros de 34 países que negocian el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) para 2005 en esa ciudad de Florida.
“La mano dura de la ‘seguridad nacional’ cayó sobre nuestro derecho a expresar nuestras opiniones y el Gobierno usó el dinero de nuestros impuestos para aplastar nuestras libertades ciudadanas”, según el dirigente sindical.
“Tenemos que asegurarnos que el ‘modelo Miami’ no vuelva a usarse jamás contra los trabajadores de este país”, subrayó.
Según la AFL-CIO, desde que Bush llegó a la Casa Blanca hace tres años el país ha perdido 2.6 millones de puestos de trabajo en el sector manufacturero y 2.5 millones de personas han dejado de recibir sus programas de asistencia de la salud.
“La lealtad ciega al llamado ‘comercio libre’ empieza a ser cuestionada”, dijo Trumka, quien recibió ovaciones de la audiencia cuando coreó su oposición a los nuevos pactos de comercio.
“Después que se firmó el vergonzoso pacto con cinco países centroamericanos ¿cuál creen ustedes que es el próximo país en la fila de negociaciones?”, se preguntó y añadió: “Colombia, un país donde en un año han sido asesinados más sindicalistas que en todo el resto del mundo”.
Chávez también enardeció a la multitud cuando afirmó que “con la movilización de los sindicatos vamos a cambiarle el rumbo a esta nación: no puede ni debe continuar la destrucción de nuestros empleos y de nuestros derechos”.
Nancy Pelosi, jefa de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, señaló que “las familias estadounidenses sufren y Bush no hace nada para aliviarlas”.
“Bush da alivios tributarios a los ricos e incentivos fiscales a las empresas que exportan empleos a ultramar”, añadió la representante de California. “Los demócratas queremos incentivos fiscales para quienes mantengan los empleos en Estados Unidos”.
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, integrado por EU, Canadá y México) fue aprobado por el Congreso y promulgado por el presidente demócrata Bill Clinton en 1993, y desde que entró en vigor, en enero de 1994, ha contribuido al siempre creciente déficit comercial estadounidense, según sus críticos.
Según la AFL-CIO, el TLCAN y la participación de EU en la Organización Mundial del Comercio (OMC) “han llevado a los déficit comerciales crecientes que han costado más de 3 millones de empleos reales y potenciales al país desde 1994”.
En términos de dólar real, el déficit en el comercio de bienes de EU es ahora 13 veces mayor que en 1980, y equivale al cinco por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) del país.
Durante todo 2003, según el cálculo de la AFL-CIO el déficit comercial estadounidense subió a razón de 1,450 millones de dólares diarios.
“Nuestro déficit comercial con Canadá y México es ahora diez veces más grande de lo que era antes del TLCAN”, dijo Trumka. “China es ahora el mayor contribuyente a nuestro déficit comercial: por cada dólar de productos que vendemos a los chinos, les compramos cinco dólares”.