El descubrimiento fue hecho en la hacienda El Espinal en Colima.
AGENCIAS
COLIMA, COL.- El sepulcro de un personaje principal de la cultura Armería, un varón con más de mil 400 años de antigüedad rodeado de por lo menos 11 entierros comunes más, estuvo a punto de formar parte de los cimientos de un desarrollo habitacional en la hacienda El Espinal, municipio de Villa de Álvarez, comunidad vecina de la ciudad de Colima.
Según informó en un comunicado el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el asentamiento prehispánico, sin embargo, se halla seriamente afectado por los avances de la construcción, luego de que el descubrimiento realizado apenas a finales de mayo pasado, logró rescatar como sitio arqueológico el conjunto mortuorio.
Andrés Saúl Alcántara Salinas, arqueólogo del Centro INAH-Colima encargado del proyecto de rescate, asegura que las obras del fraccionamiento no se detendrán. Sin embargo, se ha llegado a un convenio con la empresa constructora a fin de que no se toquen las fosas y se recupere la mayor cantidad posible de información y piezas de la zona.
“El sitio mortuorio es impresionante: rectangular, con paredes de adobe y 60 centímetros de altura. Ahí se encuentra depositado el cuerpo de una persona de alto linaje, lo cual se desprende de la rica cerámica con la que fue sepultado -jade y otras piedras que adornaban sus ropas- pero sobre todo, por la deformación craneal deliberada, propia sólo de los personajes principales de ese pueblo”, detalló el especialista.
A su alrededor, en un área aproximada de 20 por 20 metros, se localizaron 11 entierros más, pero ninguno presenta las características del primero, lo que permite suponer que éstos no eran personajes comunes, o lo eran de un rango bastante inferior en esa cultura, subraya Alcántara Salinas.
El arqueólogo asegura que las piezas rescatadas en El Espinal permitirán abrir investigaciones más profundas y detalladas en torno a los antepasados del actual pueblo de Colima.
En relación a la forma en la que se logró el hallazgo, el maestro Andrés Saúl Alcántara reconoce que es un problema ancestral el hecho de que una cultura se asiente en otra: “La urbanización ha sepultado nuestra antigua cultura, pero el problema mayor estriba en que al realizar las perforaciones para los cimientos de las nuevas obras, los constructores no dan aviso a las autoridades de los descubrimientos que realizan”.
Con ello, agrega, gran parte de nuestra cultura queda enterrada para siempre o bien, cuando se realiza el hallazgo como en el caso de El Espinal, la zona se encuentra muy afectada y por tanto, el rescate es parcial.
Alcántara Salinas dice que el cajón funerario localizado, contiene en la parte superior del personaje principal, los restos de un animal, que puede ser un perro y un poco más abajo, hay vasijas de cerámica finamente decoradas y que según los primeros estudios, datan de entre 600 y 900 años de nuestra era.
No obstante, el arqueólogo admite que los trabajos del desarrollo habitacional presentan un avance del 60 por ciento, por lo que no fue posible encontrar muchas más piezas e información que el propio entierro sumario, aunque a partir de ese descubrimiento será posible reconstruir parte de lo que fue el esplendor de la cultura Armería en el actual Estado de Colima.
Nuevas pistas
El reciente hallazgo del enterramiento prehispánico en Colima aportará nuevos conocimientos sobre los ritos funerarios de la cultura Armería, del período clásico tardío (600 a 900 D. C).
El arqueólogo Andrés Alcántara señaló que la importancia de este vestigio funerario radica en que en la cultura Armería las sepulturas eran “muy sencillas”, al hacerse con un montículo de tierra cubriendo el cuerpo postrado sobre la superficie, mientras que “en el caso de éste individuo se utilizó un cajón de adobe”.
Explicó que por el momento se desconocen el sexo y la edad de la persona enterrada, pero según su apreciación de los restos óseos “podría ser un sacerdote o un hombre de la alta jerarquía, por las deformaciones del cráneo y por las ofrendas con que se encontró”.
La cultura Armería -eminentemente agrícola- floreció en el clásico tardío en el occidente del país, mientras que en el centro y sur de México se desarrollaban las culturas Tolteca, en Hidalgo, Totonaca, en Veracruz y Maya, en Chiapas.