“Feliz quien corona, en una sombra como ésta, Una juventud de labor con una vejez de tranquilidad”.
Oliver Goldsmith
Tengo la impresión de que la mayor parte de la gente ni siquiera se ha enterado de cuál es el tema de discusión en el Congreso sobre el Seguro Social. Vale la pena aclararlo.
Se han propuesto modificaciones a dos artículos de la Ley del IMSS: el 277 D y el 286 K. Estas enmiendas no rescatarían al Seguro de la quiebra en que se encuentra. El artículo 277 D simplemente limitaría la creación, sustitución y contratación de nuevas plazas, pero no afectaría a los trabajadores o a los jubilados actuales. El artículo 286 K prohibiría el desvío de las aportaciones obrero-patronales y de los fondos de reserva para cubrir el costo de las jubilaciones de nuevos empleados; no se modificaría el desvío con el cual ya se financian las jubilaciones de los trabajadores y pensionados actuales del IMSS.
Estas medidas no resuelven la dramática sangría que agobia al Seguro Social. Aun si ambas se aprobaran hoy, el primer peso de ahorro en el Régimen de Pensiones y Jubilaciones no se registraría sino hasta dentro de 27 años, cuando se jubilara la primera mujer contratada dentro del nuevo sistema (los hombres se retiran con 28 años de trabajo).
¿Por qué le molestan tanto al sindicato del IMSS (SNTSS) estas dos reformas? La del artículo 277 D porque la actual sustitución automática de plazas aumenta cotidianamente su poder. El SNTSSS ha tratado desde hace años de convencer a los trabajadores del Instituto que alcanzan los 27 ó 28 años de servicio que se retiren de inmediato a pesar de ser jóvenes. Con boletines en los recibos de nómina, les recuerda que si se jubilan podrán cobrar más dinero sin hacer nada que el que reciben por trabajar una jornada completa. Al IMSS, por supuesto, no le conviene que se retiren los trabajadores de entre 50 y 55 años de edad en promedio que tienen ya experiencia. Como consecuencia de estos retiros tiene qué pagar la pensión, la cual le cuesta más que el sueldo del trabajador en activo y cubrir un sueldo adicional para un nuevo trabajador, el cual, por añadidura, tiene que ser adiestrado en sus responsabilidades. Pero para el sindicato cada nuevo jubilado y cada nueva sustitución automática en la plaza, es un cliente más. El IMSS tiene que contratar anualmente a 12 mil personas simplemente para sustituir a los jubilados. En este proceso hay un negocio muy suculento para el sindicato.
Uno podría pensar que una disposición que prohíbe que los recursos que se recauden para dar servicio médico a los trabajadores derechohabientes del IMSS se desvíen a otros propósitos sería aplaudida de manera unánime. Quizá lo único que cabría cuestionar a la modificación del artículo 286 K es por qué no se aplica desde ahora, en lugar de limitarla a los nuevos empleados que no se jubilarán en 27 ó 28 años. Pero el sindicato no quiere aceptar esta medida porque todo el Régimen de Pensiones y Jubilaciones de sus trabajadores se sustenta en un desvío consuetudinario de los fondos que se recaudan para el pago de servicios médicos a los trabajadores mexicanos. Si este desvío se suspende, aun cuando sea en 27 años, no habrá recursos para financiar el generoso Régimen de Pensiones y Jubilaciones de los trabajadores sindicalizados del IMSS.
El Seguro Social no saldrá de su quiebra porque se aprueben las modificaciones que se están discutiendo en el Congreso. En el año 2003 el IMSS tuvo un déficit de operación de 22,121 millones de pesos, en buena medida por los pagos de 60,708 millones de pesos de Pensiones y Jubilaciones para los que no había reservas adecuadas. El pasivo laboral de la institución -esto es, las obligaciones por beneficios de los trabajadores proyectados en el tiempo— alcanzó en 2003 un astronómico monto de 419,030 millones de pesos. Lo peor de todo es que esta deuda aumentó 14 por ciento entre 2002 y 2003 y seguirá elevándose un ritmo espectacular.
En unos cuantos años el pasivo laboral del IMSS rebasará los 800 mil millones de pesos del Fobaproa. Tarde o temprano todo el dinero que IMSS reciba de cuotas tendrá que utilizarse para el pago de Jubilaciones y Pensiones del propio Instituto, sin que quede nada para los servicios médicos que son la razón de ser del Seguro Social.
Las modificaciones a los artículos 277 D y 286 K son sensatas. Pero no olvidemos que el objetivo fundamental y urgente es rescatar al Seguro Social, para que un irracional Régimen de Jubilaciones y Pensiones no deje sin servicios médicos a 45 millones de mexicanos.
Afores
Una de las soluciones a la crisis de pensiones del IMSS es que sus trabajadores tengan, como el resto de los mexicanos, un sistema de afores para que se jubilen con el dinero que ellos mismos ahorren.
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