Carlos Moreno posee una gran colección de antigüedades
EL SIGLO DE TORREÓN
Su afición por las antigüedades comenzó desde pequeño. Veía los arcaicos objetos en casa de sus abuelos y le resultaban fascinantes. Desde entonces, surgió la inquietud de Carlos Moreno por formar una gran colección, que ahora es su mayor tesoro.
Relijos, estuches, armarios, fotografías y cuadros son algunos de los objetos que logró rescatar de casa de sus abuelos. “Tener estas piezas es para mí muy imporante, es como recordarlos día a día”, expresó Carlos, conocido entre sus amigos como Ivy.
Su colección ha aumentado significativamente a través de los años. De lo más importante, destaca su colección de la Primera Guerra Mundial: Fusiles, cascos de infantería, un teléfono y un tocadiscos. Todos estos objetos son genuinos y los consiguió en Estados Unidos.
Además posee un original radio, un baúl que perteneció al Banco de Coahuila y muchos más. Gran parte de ellos los ha comprado, otros tantos han sido obsequio de sus amistades.
Una valloneta de la Primera Guerra Mundial es la última pieza que ha adquirido, la compró en Dallas, Texas apenas en el pasado mes de febreró.
Considera que al entrar en contacto con los objetos antiguos, también se tiene un acercamiento con el pasado. Quizás, de ahí nace su afición. Pero, también está conciente que al conservarlos preserva una parte importante de la humanidad, ya que cada objeto tiene su propia historia.
Recuerda claramente cuando siendo apenas un niño de doce años de edad, se consternó por la demolición de una casa antigua en la calle Abasolo y Calzada Colón. “Una tarde pasando por ahí, vimos mi madre y yo que la estaban demoliendo, así que le supliqué que regresáramos a casa por una cámara para poder conservar aunque sea una imagen”.
Su afición por las antigüedades fue tal, que tuvo la idea de reunirlas en un solo lugar. Un café en el que todos los elementos tuvieran como punto en común la antigüedad: La casa, la música y la ornamentación. Así surge el primero de sus establecimientos, ubicado en la calle García Carrillo, que se ha convertido en uno de los más concurridos por los laguneros.
Al mismo tiempo que se toma un café y se escuchan algunas trovas, se puede conocer la colección de Ivy, que ahora también se exhibe en su nuevo local de la calle Valdez Carrillo.
Rumbo al centenario de Torreón como ciudad, Carlos está conciente de la importancia de conservar las antigüedades y ello incluye tanto objetos como edificios. Su colección es una manera de contribuir en esta tarea.
La atmósfera
Igual se disfruta una copa o un buen café bajo los notas musicales de la música que hizo moda ayer y que hoy aún se goza. Así es el ambiente enmarcado por una decoración que llama la atención de propios extraños, en el otro punto de exhibición de las antigüedades de Carlos Moreno.
En el merendero que se encuentra en la Valdez Carrillo los detalles impresionan. Desde los sillones confortables, donde en forma cómoda los comensales disfrutan su café acompañado de un rico pastel o entremés, se aprecian cascos militares y candelabros antiquísimos.
A un costado, unos pisos de madera llevan hacia el bar que descubre una puerta de lámina oxidada, que como adorno tiene un viejo timón. Por las escaleras en depresión bajan al lugar. Ahí el visitante no puede dejar de apreciar la decoración, pues una malla militar que portan múltiples hojas verdes, hacen sentir que se está en el campo de batalla.
La entrada sugiere un ambiente diferente. Desde este punto, se empieza a sentir la atmósfera que recrea el tiempo de antaño, como si se estuviera en una taberna, pero ésta, iluminada con velas cuya cera derretida se mezcla con el fino olor del incienso.
Ahí es grato descubrir piezas muy antiguas, como un cinematógrafo que data del año de 1954, propiedad de Alejandro Martínez. Un viejo arado que es jalado por un maniquí que viste un antiguo traje de bombero, detiene al comensal.
También es de apreciarse, un viejo barril de cerveza a un costado de la barra del bar. Una hélice oxidada en una de las paredes principales, es otro detalle que llama la atención. Una antigua máquina de cocer de madera y añeja televisión, se integran a la atmósfera.
