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Responsabilidad histórica/Archivo adjunto

Luis F. Salazar Woolfolk

merece comentario el acuerdo del Ayuntamiento de Torreón, que autoriza la construcción de la Unidad de Atención Médica Ambiental en terrenos de la Colonia Luis Echeverría, aledaños a la Planta Metalúrgica Peñoles.

De acuerdo a los antecedentes relativos a la regeneración ecológica del área referida, Peñoles asumió la obligación de construir un centro de atención médica para los afectados por la contaminación histórica y en especial, para las familias reubicadas que vivieron en la zona crítica.

La compañía pretende instalar la Unidad Médica cerca de la planta y para ello, ha solicitado el cambio del uso de suelo en una superficie en particular, en la que se encuentra una finca que propone adaptar a las necesidades del módulo referido.

La autorización del uso de suelo implica el previo acuerdo del Ayuntamiento y ese tema fue objeto de discusión y aprobación en sesión de Cabildo del lunes pasado.

Los regidores de oposición, como suele ocurrir en los tres niveles de Gobierno, votaron en contra por sistema. Expresan objeciones ciertamente importantes como cuestionar la ubicación a la luz de los altos niveles de contaminación que se registran en el lugar o tan frívolos como la exigencia de que la Unidad se ubique en una finca totalmente nueva y no en una reconstruida.

La primera de las objeciones fue resuelta, en el sentido de que al estar destinada la Unidad Médica a la consulta externa y no implicar la internación hospitalaria, los niveles actuales de contaminación no perjudican a los usuarios; el segundo de los reclamos no resiste el menor análisis, porque es irrelevante si la construcción es nueva o remodelada, con tal de que reúna los requisitos de espacio, diseño, equipamiento y calidad suficientes para cumplir con el fin que al módulo de atención le es propio.

Es cierto que siempre habrá un más o menos en la dinámica de realización de cualquier proyecto, pero siempre es mejor el caminar que permanecer inmóviles. La oposición ciega y el estorbo sistemático a las obras públicas o privadas que se requieren para atender las necesidades sociales, con el pretexto de una idea presuntamente mejor pero irrealizable, conducen a posponer en forma indefinida la solución de los problemas y convierten a lo perfecto en enemigo de lo bueno.

Lo anterior no quiere decir que el acuerdo así tomado sea acertado de por sí o exente de responsabilidad a quien lo vote a favor y saque avante. Por el contrario, el tenedor de la mayoría es titular de la autoridad y responsable de la decisión y sus consecuencias. En eso consiste la tarea de gobernar en términos democráticos.

El asunto fue resuelto por la mayoría panista, en medio de señalamientos tan severos como el que manifestó la regidora priista Consuelo Rivas, en el sentido de que “fue un voto arreglado” o acusaciones tan graves como la del doctor Velasco, ambientalista que asegura que la autorización implica la comisión de un delito.

Sean cuales fueren los argumentos en pro o en contra, el tema ha sido resuelto de la manera indicada, lo que supone que la construcción y funcionamiento de la Unidad Médica deje de ser un proyecto a discusión por tiempo indefinido, para convertirse en una realidad a corto plazo. En ese sentido la decisión constituye un avance, en el programa de remediación impuesto por las autoridades a la Metalúrgica en años recientes, con toda razón y en justicia.

Son diversas y muy variadas las decisiones asumidas a contracorriente por el alcalde Guillermo Anaya, tomando riesgos que no es fácil dimensionar a estas alturas y cuyo acierto o fracaso echarán luces o sombras sobre su gestión según los resultados. No se trata de obras sobrehumanas, se trata de pequeños retos ancestrales desatendidos por falta de voluntad de gobernantes y acuerdo de gobernados, por ejemplo: La remodelación de los bulevares Independencia y Reforma, la compra del edificio de Banco de México, la instalación de parquímetros en el primer cuadro, el uso de taxímetros, y por verse la conflictiva construcción del Nuevo Mercado Alianza, el cambio de sentido en algunas vialidades y la reestructuración de rutas de transporte público.

Ojalá que la atención de las pequeñas cosas del diario acontecer de nuestra vida pública, nos ponga en el camino de imaginar grandes proyectos para nuestra ciudad y de realizarlos.

Correo electrónico:

salazarw@infosel.net.mx

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