Se afirma por ahí que el problema del presidente Vicente Fox es que no entiende que no entiende, pues evidencia constantemente ignorancia en asuntos públicos que deberían ser de su pleno conocimiento lo que es motivo de criticas constantes, pues si bien es cierto que pocos son los que acceden a un cargo público con conocimientos previos sobre la forma en que se deben desempeñar, también lo es que ya han transcurrido más de tres años de su gestión y sigue sin demostrar un dominio sobre los asuntos públicos de su competencia.
Otra muestra de esa ignorancia que más allá de lo anecdótico resulta preocupante, la acaba de dar el Presidente al responder a la prensa cuando fue interrogado sobre los excesos en que incurrió el embajador de México ante la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, Carlos Flores, quien gastó fuertes cantidades en la compra de una casa habitación en París, así como en su equipamiento y en la renta de una oficina para desempeñar la función que le fue encomendada.
Al ser cuestionado sobre este delicado asunto, el presidente Fox respondió: “Ese asunto no lo veo yo, eso lo ve la Contraloría”. Evidentemente sería absurdo que el jefe del Ejecutivo atendiera personalmente todos los asuntos que se tramitan en todas las dependencias de ese poder de la federación, pero debería estar perfectamente enterado de los temas más delicados que se tratan en las secretarías y más cuando los mismos involucran a personas muy cercanas a él.
No se trata de cualquier servidor público ni de un asunto de poca monta, sino que estamos en presencia de un embajador que goza de todas las confianzas de Fox y de un tema en el que se puede haber abusado flagrantemente de dineros públicos, por lo que el Presidente debe saber que la responsabilidad frente al pueblo de cuanto hacen los empleados de primer nivel del Ejecutivo le corresponde a él y más tratándose de presuntos actos de corrupción que ofenden gravemente a la ciudadanía.
