Los participantes al Foro de Gobernabilidad coincidieron en que los vicios que atan a México, como la escasa comunicación entre poderes, un presidencialismo agotado, la falta de un equilibrio de poderes y de rendición de cuentas, no son más que la resulta de la carencia de acuerdos entre los actores políticos.
En suma, gobernantes, académicos y legisladores prendieron los focos amarillos sobre la funcionalidad de las instituciones y la operatividad del Congreso. Tan contundente diagnóstico requería una respuesta por parte del Gobierno Federal... y la obtuvo, pero en dos tonos distintos.
Por una parte, el secretario de Gobernación, Santiago Creel Miranda, sostiene que el presidencialismo mexicano llegó a su límite y que se necesitan reglas del juego que correspondan a la realidad actual y anunció propuestas para una reforma política de fondo, que incluyen la figura de un Jefe de Gabinete que sería aprobado por el Congreso.
El mismo Creel advirtió que también son necesarios cambios en la cultura del mexicano para que una negociación no sea confundida como concertacesión, toda vez que las facultades metaconstitucionales que fueron características del presidencialismo mexicano han desaparecido, pero en la cultura mexicana se sigue pensando en función de un pasado que ya no existe.
Pero por la otra parte, el presidente Fox pidió a quienes proponen cambios en el sistema económico y político de México prudencia, bajo el argumento de que sólo con la continuidad y la permanencia de las políticas públicas se podrán alcanzar buenos resultados en el país.
“Hoy hay quien habla de que hay que modificar el modelo económico y el modelo político, que tenemos que ir a un sistema semiparlamentario, que tenemos que ir a un sistema semipresidencialista, que tenemos que modificar la Constitución de la A a la Z, y otras sugerencias que salen. Yo me permito recomendar mucha prudencia, sobre todo mucho sustento en las ideas que se proponen”, dijo Fox.
Al margen de la diferencia en el tono de la reacción oficial ante la advertencia de que el sistema actual, bajo las condiciones presentes, resulta poco operativo y un tanto menos funcional, lo cierto es que el país reclama acuerdos, exige acciones puntuales y si para ello es necesario cambiar de la A a la Z, tendría que actuarse en consecuencia, con seriedad y “prudencia”, pero ya.
