NUEVA YORK, (Reuters).- Es el Imperio Romano revivido en la Gran Manzana. Ahora la moda culinaria en Nueva York son los restaurantes que en vez de sillas y mesas ofrecen las comidas a la usanza de los antiguos griegos y romanos, es decir, recostados.
Un restaurante ya abrió sus puertas, y unos cuantos más harán los mismo en las próximas semanas, proporcionando así otra vitrina de exposición para quienes gustan de probar todo lo nuevo que surge en esta voluble ciudad.
Como todo aquel que lo haya probado en casa puede atestiguar, comer en la cama no tiene nada que ver con sirvientes dándote uvas sino más bien con hacer el mayor intento posible por no derramar ni tirar nada en la cama.
Intentar lo mismo en público puede resultar extraño o poco elegante, especialmente si tienes que compartir una cama con extraños.
"Esto luce como una experiencia drásticamente diferente", dijo David, un estudiante de medicina de 30 años, mientras veía una de las tres camas tamaño gigante en Highline, ubicado en el Meatpacking District de Nueva York.
"Para una cita puede resultar muy bueno y atrevido", añadió.
Los dueños y gerentes de estos restaurantes -que también incluyen los locales B.E.D. y Duvet- apuestan a que, una vez que los comensales pierdan sus inhibiciones y descubran lo lujosa que son las camas y lo buena que es la comida, regresarán.
"Las barreras y fronteras sociales desaparecen cuando uno está acostado en la cama junto a alguien", dijo Oliver Hoyos, uno de los dueños de B.E.D., el cual tiene previsto abrir a principios de noviembre y el cual es a su vez una versión del restaurante con el mismo nombre localizado en Miami.
Las personas en un principio están "muy rígidas", pero "media hora más tarde están acostadas por toda la cama y sobre los vientres de los demás", añadió. Los antiguos griegos y romanos eran los más famosos en lo que se refiere a comer acostados. Esta fue una práctica normal para los ricos durante la mayor parte de los imperios. Para ellos, estar acostados mientras sirvientes los asistían era símbolo de prestigio y estatus social.
A pesar de que sólo Miami y un puñado de ciudades fuera del continente -incluyendo Amsterdam, Roma y Bangkok- poseen restaurantes con camas, los dueños de estos locales consideran que los neoryorquinos están preparados.
"La gente siempre está abierta a nuevas experiencias", dijo Nuni Mulramook, gerente general de Highline, un restaurante de comida tailandesa que abrió las puertas en junio pasado y que también incluye sillas y mesas regulares.
Las camas serán el mayor evento en Duvet, que planea abrir a finales de este mes, y en B.E.D. De todas maneras, ambos lugares también ofrecerán asientos normales a los neoyorquinos que estén inseguros de ir directamente al colchón.
Sabina Belkin, dueña de Duvet, dijo que Duvet ofrecerá camas y sábanas hechas a la medida, además de habitaciones privadas.
B.E.D., por su parte, contará con colchones ortopédicos y sus sábanas podrán ser cambiadas por un "patrullero de pijamas" en tan sólo 35 segundos.
Como en todos los restaurantes, los manteles serán reemplazados después de cada comida o luego de un gran derrame.
Una reciente visita a Highline reveló un bullicioso salón de estar con una decoración que recuerda a los cambiantes años 60.
Más de dos docenas de fiesteros estaban atestados en cada pulgada de espacio de cama disponible, con tragos y aperitivos en mano, evitando el desorden con la ayuda de colchones firmes y mesas conectadas.
Andrew, un banquero inversionista de 37 años, que ha patrocinado al B.E.D. de Miami dijo, en un aparte que hizo para fumar un cigarrillo, que "es como si el estilo de Miami y el de Nueva York hicieran convergencia, llevando el estilo de Miami al extremo. A nuestra edad las personas quieren ir a un salón de estar, no a una discoteca donde la música está muy alta y la iluminación es muy brillante".
Los dueños dijeron que la comida también será una atracción importante. Las sopas, los platos de pollo o pescados enteros y los que requieran de muchos cortes, serán excluidos de las camas.
"Tenemos que ser cuidadosos con las pastas fuertes que contienen mucha salsa y también seremos muy cuidadosos con las cebollas y el ajo en nuestras comidas, con los fideos y todo aquello que se pueda derramar", dijo Belkin, quién añadió que la mayoría de la comida será previamente cortada.
Los dueños hicieron hincapié en que sólo contrataron a cocineros experimentados, para así asegurar que la calidad de la comida haga que los comensales regresen.
