Los titulares de los principales periódicos nacionales destacan el casi carro completo obtenido por el Partido Revolucionario Institucional en los procesos electorales llevados a cabo a lo largo del finalizante año 2004, ya que de diez elecciones para gobernador, a los candidatos propuestos por el PRI les adjudicaron siete triunfos.
Si de gubernaturas se trata, la dirigencia encabezada por Roberto Madrazo, puede sentirse contenta: casi retornaron a los tiempos de partido hegemónico, con decenios y decenios sin perder una sola posición, a pesar de enormes dudas como las que se pudieran haber suscitado en estados como Baja California, Yucatán, Nayarit o Sinaloa, en aquellos tiempos en los que absolutamente todas las elecciones de gobernadores y senadores fueron otorgadas al PRI, con la única excepción de esa gubernatura de Nayarit, cambiada en tiempos de Luis Echeverría por Porfirio Muñoz Ledo como presidente del PRI a Jorge Criushank presidente del extinto PPS por su senaduría personal por Oaxaca.
Sin embargo, considerando no el resultado definitivo que otorga el cargo electoral, sino el incremento o decremento del voto en relación con procesos inmediatamente anteriores, podemos constatar una situación que debe ser analizada con seriedad por la dirigencia del tricolor, pues puede verse que estados donde tradicionalmente el otrora invencible partido fundado por Elías Calles arrasaba y mantenía reservas de votos que le servían para compensar las mermas que pudieran suponerle otros estados en el proceso presidencial, ahora han obtenido cuestionables triunfos con una auténtica pérdida de miles de votantes, antiguamente automáticos electores de ese partido.
Veracruz, Oaxaca, Sinaloa, el Estado de México que antes eran auténticas reservas electorales del PRI han visto reducir sensiblemente la proporción de votos para el Revolucionario Institucional.
El PAN a pesar del desgaste que como partido en el poder ha tenido en estos cuatro años de Gobierno foxista y a pesar de que sólo ha podido revalidar este año el triunfo obtenido hace seis en el Estado de Aguascalientes, aunado al reciente de Tlaxcala, ha crecido sin embargo en estados donde hace unos cuantos años no pintaba nada, como es por ejemplo el propio Veracruz, en donde ganó importantes presidencias municipales y se convirtió en serio contendiente por la gubernatura, aunque ha perdido fuerza en el Norte del país.
Quien ha tenido un año electoralmente desastroso ha sido el PRD, cuyos porcentajes de votos en casi todas las contiendas de este año se han mantenido en porcentajes bajísimos, aun cuando revalidara el triunfo en Zacatecas con Amalia García y aun cuando ciertas encuestas sigan planteando como gran esperanza para 2006, exclusivamente la figura protagónica del actual jefe de Gobierno capitalino.
De ahí podemos deducir que a año y medio de las elecciones presidenciales de 2006 se viene perfilando a nivel nacional un bipartidismo claro, con la sola duda de lo que pudiera hacer en un plano más individualista-populista que le dé potencia por la estructura partidista, la posible candidatura de Manuel López por el partido del Sol Azteca.