EFE
MADRID, ESP.- Este Rodaje es la Guerra. Sangre, Sudor y Lágrimas en el Set, es el sugerente título de un libro sobre las anécdotas más curiosas de los rodajes de grandes películas de Hollywood, que acaba de publicar en España el escritor y experto en cine Juan Tejero.
Peleas, lesiones, celos y borracheras son sólo algunos de los incidentes y accidentes que han marcado la producción de películas como El Padrino, Rebeca, El Pirata, Los Pájaros y De aquí a la Eternidad, entre otras, y que relatan la historia del cine desde una nueva y original perspectiva.
Una película que se convirtió en el icono del género cinematográfico de gángsters, El Padrino, no encontraba director. Peter Yates, Costa-Gavras, Elia Kazan o Arthur Penn fueron algunos de los que declinaron realizarla porque, según ellos, glorificaba el crimen organizado, según la obra de este escritor español.
Además, la Liga por los Derechos Civiles de los Italo-Americanos amenazó y presionó a todo el equipo durante el rodaje en numerosas ocasiones, hasta el punto de que se hizo necesaria la intervención de la policía de Los Ángeles.
El director Alfred Hitchcock, considerado uno de los creadores del lenguaje cinematográfico, no era tan profesional realizando películas como relacionándose con el equipo, asegura Tejero.
En Rebeca, este director británico ejerció un dominio absoluto sobre Joan Fontaine para su propio deleite, manteniéndola constantemente desequilibrada.
En otra película suya de 1963, Los Pájaros, Hitchcock obsesionado por la actriz protagonista, Tippi Hedren, encargó a algunos miembros del equipo que la espiaran cuando abandonaba el set, para averiguar con quién andaba y a dónde iba.
Sin embargo, no sólo los directores dificultaban el proceso de los rodajes. También los actores fueron protagonistas, además de las propias películas, de un número ilimitado de excesos y excentricidades que desesperaban al equipo de producción.
En De aquí a la Eternidad, rodada en Honolulu, Frank Sinatra y Montgomery Clift se reunían todas las noches para competir bebiendo alcohol en la habitación del que fue llamado La Voz.
Después se adentraban en la noche hawaiana hasta que se desplomaban borrachos, narra el escritor español.
Frankie conseguía recuperarse para el rodaje, algo que no lograba su compañero de borracheras, al que se le tenía que suministrar grandes cantidades de café al día siguiente para que pudiera interpretar su papel.
Los excesos de consumo de drogas no son un mito entre los actores, sino una constante en el mundo de Hollywood. La actriz Judy Garland y su adicción a los tranquilizantes y excitantes constituyó una fuente de problemas para sus productores.
En El Pirata, dirigida por el que sería su marido Vincent Minnelli, Judy, atiborrada de anfetaminas, hacía esporádicas apariciones de media hora en el rodaje y, debido a su estado en unas ocasiones paranoico y en otras somnoliento, se marchaba sin haber hecho trabajo alguno, según el libro de Tejero.
Esta adicción, que continuaba padeciendo en el rodaje de Cita en San Luis, le produjo enfermedades reales e imaginarias que obstaculizaban gravemente la realización de esta película, dirigida también por Vincente Minnelli.
Además de obsesiones y excesos, los enfrentamientos entre miembros del equipo eran las otras grandes fuentes de problemas durante las filmaciones.
Destacable es el caso de las disputas que protagonizó la mítica actriz Bette Davis. Las relación profesional entre la estrella norteamericana y Errol Flynn era tan mala que Davis, en venganza por el comportamiento de Errol, le propinó durante el rodaje de uno de sus filmes un derechazo descomunal, en lugar de la bofetada que debía que darle y que aparecía en el guión.