EL SIGLO DE TORREÓN
GÓMEZ PALACIO, DGO.- Periódicamente salen los inspectores de la Jurisdicción Sanitaria número Dos a los doce municipios que la comprenden, para llevar a cabo la verificación a los rastros municipales y salas de sacrificio de las zonas rurales.
El titular de Regulación Sanitaria, Rafael Monárrez Chavira, indicó que a nivel urbano en este municipio y en Lerdo, existen tres mataderos que cuentan con el apoyo de más de dos veterinarios. Uno por parte de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), quien también forma parte de la Comisión Nacional contra la Tuberculosis Bovina. En el caso del rastro municipal, el encargado, Miguel Aranda Bolívar, también es profesional en esta materia.
Comentó que los inspectores revisan la indumentaria de los trabajadores, el área física en cuanto a su aseo, que el sacrificio se realice al aire libre y que se seleccione por parte de los encargados la carne que se ha destinado para consumo humano tomando en consideración que los animales deben estar vivos, aunque algunas veces llegan caídos por alguna fractura.
Independientemente de esto se hace la verificación y se deja al responsable -o a veces al Presidente Municipal- el recuento de las irregularidades que se detectaron para que en un término prudente se corrijan. Luego se da un seguimiento y posterior a este plazo se sanciona en caso de no haber cumplir lo encargado.
Monárrez Chavira dijo que solicitan muestras por parte de la Comisión Nacional contra la Tuberculosis Bovina para verificar que los ganglios linfáticos no estén afectados por tuberculosis.
Aclaró que en zonas rurales como Mapimí, Bermejillo, Ceballos, Peñón Blanco, Cuencamé, San Luis del Cordero y Nazas, sí cuentan con mataderos y donde sólo hay salas de sacrificio es en San Juan de Guadalupe, San Pedro del Gallo y Simón Bolívar, que también verifica la Jurisdicción Sanitaria número Dos.
En estos últimos, el sacrifico de los animales se hace en el aire a través de una pistola de perno cautivo. Se sube a un gancho por las patas y lo degüellan. Luego de este proceso y de que la carne fue verificada, pasa a un cuarto frío.
“Se vacía la canal para que quede hueca y ahí se distribuyen las vísceras que son aptas para consumo humano y las que no, se separan. Luego se enfría –la canal- y es depositada en los cuartos fríos que llevan una bitácora para el control de la temperatura para que se mantenga en una óptima calidad”, explicó.
Los propietarios acuden por su canal -que fue previamente numerada- para venderla en las carnicerías o en su caso, el camión equipado del Municipio hace la entrega. Los cuartos fríos de los centros comerciales también son verificados y con la idea de que la carne que ahí expenden no esté quemada y que mantenga su calidad.
Acopio
El titular de la Jurisdicción Sanitaria número Dos, José Salomón Olvera Leyva, aclaró que los Centros de Acopio de hueso y cebo, no son regulados por esta dependencia. Según la Norma 060, corresponde a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), su verificación.
Olvera Leyva hace referencia a una nota publicada por este diario el día diez de septiembre donde se informa que dos supuestos mataderos clandestinos en donde además procesan desechos de animales de dudosa procedencia, trabajan de manera impune en los ejidos La Borrega y El Triunfo de este municipio.
Manifiesta que se trata de un centro de acopio de lavado de huesos y que no han recibido una queja directa de los vecinos por los olores que supuestamente ahí se despiden, pues aclara que las cabezas de los animales están totalmente libres de carne.
Añade que es la Sagarpa quien está obligada a verificar este tipo de lugares, “tanto los de hueso como los de cebo”. En su mayoría son cráneos descarnados que comercializan las personas que venden barbacoa y que cobran por ellos de 15 hasta 40 centavos”.
Los ponen al sol, dura una semana mientras se junta para hacer enviados a Monterrey donde los procesan como harina de hueso para alimentos de ave y el cebo lo utilización para fabricar jabones o artículos de belleza “y no causa problemas al medio ambiente, el cebo sí huele mal pero no es la Jurisdicción quien debe actuar, es Sagarpa a quien comente su regulación”, insistió.
