EFE
LAGOS, NIGERIA.- Veinticinco personas murieron ayer en el segundo día consecutivo de enfrentamientos entre musulmanes y cristianos en la norteña ciudad nigeriana de Kano, a pesar del fuerte despliegue de seguridad y el toque de queda impuesto por las autoridades, según testigos presenciales.
La Policía informó de que las víctimas mortales desde el comienzo de los motines son 30, pero otras fuentes hablan de hasta cincuenta muertos.
Ayer, el portavoz policial Baba Muhammed dijo que los efectivos de seguridad habían restaurado la paz en la ciudad.
Sin embargo, las afirmaciones de ese portavoz acerca de que sólo una persona murió en los enfrentamientos fueron desmentidas por cooperantes humanitarios, que afirmaron haber contado hasta 18 cadáveres.
Por su parte, el comisario general de la policía de Kano, Abdul Ganiyu Dawodu, dijo ayer en rueda de prensa que sólo 40 de los cientos de personas heridas en los disturbios han sido hospitalizadas, pero las fuentes de la Cruz Roja afirman que los ingresados en distintos nosocomios de la ciudad suman 437.
Los motines se han extendido a los barrios de Kano de los que la Policía retiró sus efectivos cuando todo hacía pensar que la calma había retornado a la zona.
Los informes de que la paz fue restaurada el martes por la noche en la ciudad, de mayoría musulmana, resultaron prematuros ya que jóvenes militantes islámicos armados con cuchillos y garrotes salieron nuevamente ayer a las calles y atacaron a los residentes de varios suburbios.
Una densa nube de humo del incendio de numerosas viviendas y negocios cubre los barrios en los que viven cristianos y habitantes no indígenas de Kano, según informaciones procedentes desde el área.
Sabon Gari, barrio poblado por cristianos y personas oriundas de otras zonas, ha sido el más afectado por los ataques de los extremistas islámicos, que incendiaron también el palacio del “Eze Ndigbo” (cacique) de los residentes de la etnia igbo en Kano.
Se desconoce el paradero del jefe tribal, de 79 años de edad y de sus familiares.
Los jóvenes musulmanes atacaron asimismo el área de Pankshara, situada a unos 25 kilómetros del centro de Kano, debido a que allí viven principalmente cristianos oriundos de los estados de Plateau y Kaduna.
Por otra parte, informaciones sin confirmación oficial indican que varias personas murieron ayer, cuando un camión en el que decenas de residentes no musulmanes de Kano huían de los motines se estrelló a las afueras de la ciudad.
Rivalidad tribal
Las revueltas religiosas en la ciudad de Kano comenzaron el martes tras una manifestación convocada por líderes islámicos en protesta contra una matanza de musulmanes el pasado día dos en una localidad del centro del país.
Ese día, milicianos cristianos de la tribu tarok atacaron una aldea de la etnia fulani en Yelwa en el estado de Plateau, en donde murieron entre 300 y 600 musulmanes, según distintas versiones.
Los fulani y los tarok mantienen una rivalidad de larga data por el control de las fértiles tierras de la región ya que los primeros son pastores nómadas y los segundos agricultores que ha cercado sus terrenos, lo que impide el libre desplazamiento a través de los mismos.
Distintos sectores oficiales y agencias humanitarias han expresado temores de que la actual crisis se extienda a otros estados musulmanes del norte nigeriano y provoque a su vez represalias de los estados sureños del país, habitados mayormente por cristianos y animistas.
La introducción en 1999 de la “sharia” (Ley islámica) en el norte nigeriano, donde los musulmanes son mayoría, desató una serie de sangrientos enfrentamientos entre éstos y los cristianos de la región, que causaron la muerte de más de diez mil personas y obligaron al Gobierno a declarar el estado de emergencia y enviar tropas al área.