Aguaceros
Ya se nos había olvidado
lo que es llover en Torreón,
cuando había que remangarse
las piernas del pantalón.
Cuando, inundada la Juárez,
desde la Alianza traía
en su recorrido fruta
que el que agarraba comía.
El que andaba por el centro
quedaba tan empapado,
que parecía, según dicen,
un gran ratón remojado.