Poderoso caballero
Igual que antes el dinero
sigue siendo poderoso,
tanto que no resistieron
ni el rico ni el codicioso.
Por eso Ahumada llegó
y armó la de Dios es Cristo,
con los billetes más grandes
de que venía bien provisto.
Armado de tan gran arma
los hizo caer a todos,
sorprendentes e intocables,
¡qué gran vergüenza, Señor!