El fracaso de un triunfador
Seguramente escuchar el nombre de Raúl González Rodríguez orilla a pensar en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, cuando el ex marchista conquistó dos medallas; la de oro en 50 kilómetros y la plata en los 20. Hoy, a poco más de dos décadas de aquella hazaña, uno de los atletas más grandes que ha dado el país, obtiene un revés como presidente de la Liga Mexicana de Beisbol (LMB).
Al retirarse como marchista, Raúl González Rodríguez se hizo cargo de la entonces Comisión Nacional del Deporte (Conade) y la Confederación Deportiva Mexicana (Codeme), durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. Nacido en cuna humilde, el originario de China, Nuevo León, manejó con acierto el deporte mexicano a lo largo de seis años; sus cualidades políticas pronto aparecieron y en mucho lo ayudaron a lograr sus objetivos.
Al empezar la caída de Pedro Treto Cisneros al frente de la LMB, el nombre seguro para tomar las riendas ya era Raúl González Rodríguez, pero el propio ex marchista terminó con toda posibilidad al autodestaparse públicamente, en un hecho que molestó bastante a los propietarios de los 16 equipos participantes en el circuito.
Por sus conocimientos más administrativos que beisboleros, la asamblea nombró a José Orozco Topete, en momentos muy difíciles para el beisbol mexicano; poco antes, durante la Convención de Mazatlán, en septiembre de 1999, la designación cayó en Gustavo Ricalde Durán, titular de los Leones de Yucatán, que fungió interinamente hasta la llegada de Raúl González Rodríguez.
El ex marchista tomó las riendas de la Liga Mexicana y con ello una “papa caliente” porque a lo largo de la historia, el circuito se ha distinguido por ser víctima de caprichos de directivos con gran poder económico, quienes en su afán de protagonismo han tomado decisiones que mucho daño hicieron al beisbol.
Hoy en día, la principal característica del presidente de la Liga Mexicana de Beisbol es tener la paciencia necesaria para lidiar con 16 equipos, cada uno de los cuales busca antes que nada, el beneficio de su organización. El “Rey de los Deportes” se da en México gracias al esfuerzo de muchas empresas, pero cuando los egresos rebasan en gran medida a los ingresos, la situación se complica y es así como surgen las diferencias.
Los problemas de Raúl González
Lleno de entusiasmo Raúl González Rodríguez tomó las riendas de la LMB, el ex marchista cumplía así otra de sus metas en la vida, sin embargo, los planes y objetivos trazados al inicio de su gestión poco a poco encontraron obstáculos, hasta que su permanencia al frente del circuito se hizo imposible.
Por la jerarquía de su persona, González Rodríguez tiene una salida digna y de inmediato se incorpora a los Olmecas de Tabasco en calidad de presidente, para seguir así en el beisbol, quizá después de la marcha y la política, su pasatiempo favorito.
El mayor éxito del hoy ex presidente del circuito se dio en 2003, cuando creó conciencia entre los ampayers para acortar la duración de los partidos considerablemente; dichos resultados positivos fueron bien acogidos en todas las plazas.
Para 2004 la situación fue insostenible; los tiempos de duración nuevamente se dispararon; se anunció la incorporación de ampayers cubanos y venezolanos, con el fin de elevar el nivel de los mexicanos, sólo que los foráneos a quienes se pretendía contratar fueron sometidos a una evaluación y no demostraron ser mejores que los de casa.
Los viajes constantes de Raúl González Rodríguez a Villahermosa, tampoco fueron bien vistos por la Liga Mexicana, al saberse de la gran amistad del ex marchista con el actual Gobernador de Tabasco, relación que finalmente llevó a Raúl a ocupar la presidencia del Club Olmecas.
Quizá el problema más notable fue el de los Toros de Tijuana, por ser de una plaza fronteriza parte del territorio de la Liga Mexicana del Pacífico; para aceptar al nuevo equipo nunca hubo unanimidad y los problemas que poco a poco dio esta organización al final provocaron que esa ciudad limítrofe no regrese a la LMB en 2005.
Por razones de tiempo y espacio es difícil hablar de todas las irregularidades en la operación de los Toros de Tijuana, desde la contratación de Raúl Cano y Jorge Fitch, dos elementos suspendidos por la LMB, hasta la falta de transparencia en cuanto al origen de los recursos que permitieron la operación en aquella plaza.
Cómo olvidar aquel 27 de mayo de 2004, cuando Armando Ríos retó a golpes al presidente de Vaqueros Laguna, al que acusó de ordenar un pelotazo contra Abraham Valencia. La actitud de Raúl González Rodríguez fue muy tibia y varios días pasaron para que el consejo directivo anunciara la suspensión del pelotero puertorriqueño.
El tope salarial fue otro problema y sólo basta mencionar tres ejemplos: Morgan Burkhart, Luis Landaeta y Armando Ríos. El primero estaba arreglado para jugar con los Diablos Rojos del México, la organización escarlata ya le había incluso comprado los bates a su gusto, cuando de pronto el cañonero estadounidense apareció con los Saraperos de Saltillo.
Luis Landaeta inició con los Leones de Yucatán, pero su ritmo ofensivo fue muy pobre, la directiva decidió darlo de baja y Toros de Tijuana de inmediato lo firmó; el venezolano terminó como uno de los mejores bateadores de la liga en 2004.
Sobre Armando Ríos, el boricua anunció su llegada a Torreón, pero nunca cumplió lo estipulado, hasta que su agente llamó para informar que el de Puerto Rico había decidido incorporarse a los Toros de Tijuana. Tres casos en que evidentemente el tope salarial no fue respetado, sin que la directiva de la LMB pudiera poner las cosas en orden.
Hoy se inicia una nueva era en la liga más importante de México; aquí han pasado grandes personajes como Alejandro Aguilar Reyes “Fray Nano” y Ernesto Carmona, fundadores de la LMB en 1925. Antonio Ramírez Muro y Pedro Treto Cisneros fueron los de mayor permanencia en el puesto y muchos otros tuvieron un paso fugaz y desapercibido.
Quizá el personaje más importante que haya estado al frente sea Raúl González Rodríguez, un hombre destacado en todo lo que ha emprendido; un triunfador que fracasó al frente de la LMB.