Nada agradable ha sido para los jugadores extranjeros el tope salarial, que a partir de 2004 estableció la Liga Mexicana de Beisbol; hoy es época en la que el pelotero estelar piensa en otras ligas como opciones, pero se ha comprobado que fuera de la gran carpa y el Oriente, ninguna liga de verano ofrece los ingresos que aquí se pagan.
El caso de Israel Alcántara es uno de los muchos que actualmente existen en Liga Mexicana, sobre todo con peloteros estelares que tuvieron buena actuación en 2003 y piensan que el directivo ofrecerá un ingreso como se dice vulgarmente ?por debajo del agua?.
Darrel Sherman fue el primer extranjero que manifestó su desacuerdo con el tope salarial, el jardinero central de los Pericos de Puebla tuvo una gran actuación en 2003, luego de varias campañas exitosas con los Acereros del Norte. Sherman también es estelar en el invierno, como parte de los Tomateros de Culiacán.
Al escuchar el punto de vista de algunos directivos, se argumenta que en ligas independientes de Estados Unidos e incluso en sucursales de grandes ligas, el ingreso difícilmente supera los tres mil dólares mensuales, mientras que la Liga Mexicana de Verano llegó a pagar sueldos de hasta 15 mil dólares por 30 días de servicios.
Encontrar peloteros de más de diez mil dólares mensuales en Liga Mexicana es muy difícil, porque muy pocos son los privilegiados que supieron cobrar y si en 2004 pretenden mantenerse en ese nivel, seguramente no jugarán en esta liga y además de quedarse inactivos sólo tendrán la opción de algún circuito independiente en Estados Unidos. Si el pelotero es joven y enseña facultades interesantes, la alternativa es Doble o Triple A, pero con percepciones muy por debajo de lo que hoy en día se paga en México.
Hablar de quién tiene la razón, el jugador o el directivo, es un tema complicado, porque es válido que cada uno defienda su postura y sobre todo sus intereses. El beisbol profesional existirá mientras haya personas dispuestas a invertir fuertes cantidades de dinero para la operación de los equipos, pero es cierto, siempre será necesaria la existencia del pelotero, ese elemento que en el terreno de juego se encarga de ofrecer el espectáculo a quienes en la taquilla pagan un boleto.
La Liga Mexicana de Verano hoy toma decisiones trascendentales que no agradan ni al pelotero ni al aficionado, pero que son respetables y entendibles para quien pone su dinero y hace posible la existencia del espectáculo. El Rey de los Deportes no es ajeno a la Ley de la Oferta y la Demanda, por lo que parece que en este caso los directivos llevan la delantera, ya que todo elemento sin calidad suficiente para jugar en grandes ligas o el Oriente, tendrá a México como su mejor opción para un sueldo importante.
No son criticables las medidas adoptadas por los directivos y tampoco lo son los deseos del pelotero, el cual siente el derecho de cobrar más, sobre todo si su última actuación fue destacada; el problema actual es que el jugador se acostumbró a un nivel de ingresos, pero de golpe y porrazo se encuentra con que en 2004 sus percepciones tienen un tope máximo.
Fundamental para el funcionamiento de esta medida es la aplicación de la misma por parte de cada uno de los 16 equipos de la Liga Mexicana, porque cuando uno empiece a romper las normas, con el deseo de ganar, vendrá una desestabilización que mucho va a perjudicar al beisbol de verano. Se habla de sanciones hasta de cien mil dólares para el equipo infractor y en caso de reincidencia la pérdida de la franquicia, por lo que resulta muy riesgoso romper el acuerdo.
La Liga Mexicana deberá implementar un sistema efectivo para detectar cuando un equipo pague más dinero que el permitido por el tope salarial, pero hoy en día, al parecer, ya hay directivos irrespetuosos, dispuestos a violar el acuerdo y eso es evidente, porque hay casos en que un extranjero tiene el máximo ofrecimiento, pero aun así desea incorporarse a otro equipo de este mismo circuito.
En esta ocasión parece que el pelotero tendrá que ceder, por muy estelar que sea, sin embargo, mucho deberá trabajar la Liga Mexicana para erradicar los vicios que tanto perjudican al beisbol. Actualmente se habla de un pacto de caballeros de 16 presidentes con palabra de honor, para beneficio de la liga a la que pertenecen; si el directivo respeta los acuerdos, el pelotero terminará por convencerse de que es mejor ganar aquí diez o 12 mil dólares, que tres mil en una liga independiente de los Estados Unidos.