En la actualidad todo aficionado al Rey de los Deportes se pregunta la causa de los malos resultados en Vaqueros Laguna, la cadena sucesiva de reveses inquieta a algunos, molesta a varios, crea frustración en unos y en otros produce hasta motivos de burla. Hoy, al cumplirse 20 años del regreso del beisbol profesional a Torreón, es necesario voltear atrás, hasta aquel lejano 1985 cuando se compró la franquicia de los Indios de Ciudad Juárez, porque desde ese entonces el equipo estaba ya enfermo.
El manager de la novena era José ?Zacatillo? Guerrero y el primer golpe que se dio a la afición fue enviar al estratega lagunero a los Sultanes de Monterrey, mientras que a los Algodoneros vino Mario ?Toche? Peláez, que ante los malos resultados dejó el cargo a Rodolfo ?Rudy? Sandoval y éste a su vez a Gerardo ?Mulo? Gutiérrez.
Por si eso fuera poco, peloteros estrellas como Robert ?Bobby? Smith y Terry ?Monje Loco? Lee nunca llegaron a La Laguna, para quitar de golpe y porrazo tres elementos claves al equipo, el cual quedaba así al borde del precipicio, porque las contrataciones realizadas no alcanzaron a regresarle el potencial que tuvo en la frontera chihuahuense.
Los años pasaron sin que el equipo tuviera un manager dispuesto a realizar un trabajo a largo plazo, era necesario pensar en un equipo ganador pero no descuidar el futuro, la producción de peloteros jóvenes para construir una base mexicana que se convirtiera en el soporte del equipo. La presencia de buscadores de talento es necesaria en cualquier organización de beisbol que aspire al éxito.
Managers iban y venían, refuerzos mexicanos y extranjeros se contrataban, pero el tiempo seguía su paso sin que se pusieran los cimientos de una organización sólida, en base a la continuidad de un manager y sobre todo a la importancia que debe darse al desarrollo de peloteros jóvenes. Garbanzos de a libra llegaban a la organización como el lanzador zurdo Ricardo Rincón, cuyo contrato fue vendido a los Diablos Rojos del México; cómo olvidar aquel anuncio durante la Convención Mundial en Dallas, Texas, cuando se dijo que a cambio del veracruzano al Unión Laguna vendrían Todd Trafton, Juan Reyes y Alejandro Newman.
Situaciones similares se dieron en los casos de Óscar Robles, vendido a los Astros de Houston y desde hace años, pilar indiscutible en los Diablos Rojos del México. Peloteros como Andrés Cruz, Aarón Acosta, Francisco Guerrero, Raúl Martínez y otros más se marcharon sin que a cambio viniera material de calidad a los Algodoneros.
Hubo extranjeros destacados
La directiva, sin embargo, logró contrataciones importantes, las cuales no fueron suficientes para dar al equipo la fuerza necesaria a la hora de enfrentar a los equipos poderosos de la Liga Mexicana. En la historia de la organización van a quedar los nombres de Eddie Bronson, Erick Peyton, David Stockstill, Leo Hernández, Jesse Reid, Darryl Motley, Jeff Perry, Miguel Alicea y Eddie Williams, extranjeros de calidad indiscutible que dieron memorables jornadas a los aficionados, pero no pudieron hacer que se volvieran a saborear las mieles de otro título, como el que se ganó en el lejano 1950.
Por ahora el campeonato más cercano se tuvo en la temporada 1990, gracias a la excelente base mexicana que se tuvo, pero desafortunadamente no se conservó. Lauro Cervantes encabezó el pitcheo con 17 ganados, Hilario Rentería y Encarnación Hernández obtuvieron 11 triunfos; Juan Manuel Palafox logró siete, en camino a su temporada de 18 victorias en 1991. En el pitcheo, Jeff Perry fue el campeón de juegos salvados y sin temor a equivocaciones, el rubio californiano ha sido el último gran ídolo de la afición lagunera, junto con David Stockstill.
Fernando Cruz y Víctor Hugo Monroy eran los receptores, Rubén Ávila cubrió la primera base y fue campeón de hits en la temporada; Ramón Abril estaba en segunda, Francisco Guerrero en el campo corto y Herminio Sáiz en tercera, el equipo fue líder en dobles plays durante la temporada. Raúl Valverde cubría el jardín izquierdo, Luis Alfonso ?Cochito? Cruz estaba en el central y Dave Stockstill en el derecho, con Jesús Sommers como bateador designado.
En 1992 los Tigres Capitalinos requerían un parador en corto de experiencia y el gerente Tomás Herrera pidió a Francisco Guerrero, a cambio los Algodoneros recibieron prestados a Héctor ?Venado? Álvarez y Javier Robles, este último un novato muy prometedor en el campo corto. Paco Guerrero ayudó a que los Tigres ganaran el campeonato, mientras que Unión Laguna fogueaba a dos brillantes prospectos felinos, quienes hasta la fecha son estelares.
A partir de 1998 vino una nueva directiva, la cual aparentemente contaba con un mejor presupuesto, la empresa cervecera pasaba a ser propietaria única de la franquicia y los socios laguneros no estaban más en la organización.
Cornelio, González y Stark
Para 1998 los Algodoneros de Unión Laguna, con nueva directiva, anunciaban contrataciones bomba, como la de Cornelio García, José González y Matt Stark; el entusiasmo de los aficionados era grande, el equipo daba espectáculo, pero finalmente vinieron los imponderables; Matt Stark no volvió a jugar cuando bateaba arriba de .400, José González resultó un fracaso y el esfuerzo de Cornelio García se fue por la borda, debido a una lesión que lo marginó de la actividad la mayor parte de la temporada.
Esta fue la era de peloteros estelares como Jesús González, Daniel Ríos, Warren Newson y Alex Díaz, los Algodoneros se quedaron muy cerca de llegar a la postemporada, pero aquella suspensión a Alex Díaz en Laredo dejó al equipo muy disminuido en la parte final de la temporada regular, cuando el reglamento no permitía ya hacer contrataciones.
Se iniciaba la temporada 1999 y hubo nuevo cambio de manager, ahora tocaba el turno al venezolano Pompeyo Davalillo; Unión Laguna recibía de Monclova a Raúl ?Pato? Rodríguez, Felipe Murillo y Óscar Romero, en cambio temporal por Juan Manuel Palafox, Ignacio ?Pitón? Flores y Jorge Luis ?Coque? Valle.
Raúl Rodríguez no hizo pretemporada por no arreglar su contrato y su actuación fue desastrosa, con récord de 4-8 en ganados y perdidos; Felipe Murillo estaba lastimado del brazo y Óscar Romero también llegó con problemas en el hombro, el cual se lastimó en la inauguración. Ese año Palafox ganó 13 juegos para Monclova, Ignacio Flores cumplió gran año como relevista y Jorge Luis Valle estuvo cerca de los .300, pero jugó una tercera base de campanillas. Mientras tanto, Unión Laguna operaba de su hombro a Óscar Romero y al año siguiente lo regresaba ya listo a los Acereros, quienes hasta hoy están agradecidos con la cortesía.
Situaciones como la del cambio temporal con Monclova y el préstamo de Francisco Guerrero a los Tigres, aparecen en gran cantidad en el equipo profesional de beisbol desde 1985, para convertirse en factor determinante en los pobres resultados obtenidos.
Así es como llega la temporada 2003, ahora con nuevo propietario de la franquicia y otra directiva, la herencia recibida es muy pobre. La falta de continuidad en cuanto al manager, la nulidad en el trabajo de scouteo y por consiguiente, la ausencia total de una buena base de peloteros mexicanos, hoy nuevamente hacen su aparición. El equipo nació enfermo hace 20 años y en lugar de practicarle una operación que termine con el mal, sólo se le han dado mejoralitos o aspirinas; sin muchas vueltas a la situación, para cualquier directiva siempre será complicado arrancar de cero, por muchos recursos económicos que se tengan y por muy ambicioso que sea el proyecto.