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Rincón Beisbolero

Claudio Martínez Silva

Todavía ayer, José Antonio Mansur Beltrán intentó la contratación de Julio César Parra, el robusto relevista que fue cambiado por Benjamín Gil, pero que ha dicho no estar dispuesto a jugar en un equipo perdedor, como los Tuneros de San Luis. La respuesta de Roberto Magdaleno a la petición de Vaqueros Laguna fue un rotundo no y se antoja lógica, porque ningún equipo está dispuesto a reforzar a un rival de la misma zona.

Por ahora, conseguir buen pitcheo mexicano es prácticamente imposible, a menos que el movimiento involucre a ?peces gordos? por ambos bandos. Alguien preguntaba hace unos días por qué los Toros de Tijuana son hoy una novena protagonista, si hasta 2003 eran un equipo perdedor, cuando la franquicia estaba en Nuevo Laredo, Tamaulipas. La respuesta es sencilla, esa organización tiene ?peces gordos? como el mencionado Julio César Parra o Julio César Hernández; Toros de Tijuana consiguió un refuerzo de ligas mayores en Benjamín Gil, pero a cambio tuvo que soltar a un lanzador de la categoría de Parra.

Mucho antes de iniciar la actual temporada, Vaqueros Laguna hizo grandes esfuerzos por conseguir peloteros estelares y si de dar ejemplos se trata, podemos mencionar a Roberto Saucedo, el mejor productor de los Diablos Rojos del México; Julio César Hernández, uno de los mejores de la liga en el campo corto; Serafín Rodríguez, Raúl Sánchez, Trinidad Robles y el receptor Carlos Rodríguez, por mencionar sólo a algunos.

El problema que enfrenta la organización lagunera hoy se refleja en la escasez de peloteros de calidad reconocida, tan necesarios para armar un equipo ganador y también muy productivos a la hora de hacer movimientos, si se quiere obtener a cambio material de verdadera calidad. Hasta 2003 todos los conjuntos preguntaban por Trebor Álvarez y si Vaqueros no lo soltó es porque el malogrado lanzador de Guadalajara era parte fundamental del equipo que se desea tener a corto plazo.

Hoy se ha tomado una decisión que puede ser determinante para obtener los buenos resultados que se quieren; Isabel Girón quedó fuera de la organización, para hacerle lugar a Ben Rivera, un relevo corto natural que enseñó grandes cosas con los Diablos Rojos del México, a su llegada a esta liga y no hace mucho fue parte de los Yanquis de Nueva York, la franquicia más importante en el mejor beisbol del mundo.

La lesión de Grimaldo Martínez ha metido en serios problemas a Gerardo Sánchez, porque Abel Martínez ha cubierto la segunda base, en donde no enseña la misma efectividad que en tercera; mientras tanto, en la ?esquina caliente? Rafael Castañeda ha realizado un gran esfuerzo, pero hoy en día El Shivigón está lejos de la forma que algún día lo ubicó entre los mejores antesalistas de la Liga Mexicana. Vaqueros Laguna necesita a Abel Martínez en tercera base y si Grimaldo Martínez se encuentra listo, él deberá hacerse cargo de la intermedia, porque el novato Alejandro Félix aún no está listo para cargar con una responsabilidad de tanto peso.

Qué interesante sería que los seguidores de Vaqueros Laguna entendieran los problemas existentes para conseguir refuerzos de calidad, sobre todo si son mexicanos; cuesta trabajo comprender a gente de beisbol cuando dice simple y llanamente que la directiva lagunera necesita hacer movimientos para aspirar a cosas importantes; quizá se piense que es como ir a una tienda y pagar por el pelotero que se necesita.

Ahora más que nunca es tiempo de sumar, se necesita el apoyo de la gran familia del beisbol, desafortunadamente muy reducida en La Laguna; si los espacios y la atención están acaparados por el futbol, más aún se requiere meterse con todo en el ?Rey de los Deportes?. Tener presencia física en el Estadio de la Revolución es fundamental para el éxito del equipo. Invade un sentimiento de tristeza y coraje escuchar a ?aficionados? al beisbol mofarse y alegrarse cuando llegan las derrotas para la novena de Gerardo Sánchez.

Se trata de un deporte tan grande, que en muchas ocasiones ha sabido sobreponerse a este tipo de situaciones; un deporte limpio, que se ha distinguido por poner en alto el nombre de México a nivel internacional; un deporte con más de diez elementos en la mejor liga del mundo, pero que ni aun así recibe el trato que merece. Es tarea, entonces, de todos quienes en verdad quieren y llevan el beisbol en la sangre, la recompensa llegará muy pronto.

Y un saludo a Carlos Gómez del Campo, fiel seguidor de esta columna desde la Ciudad de México; como directivo de Vaqueros Laguna y buen aficionado al beisbol, siempre está pendiente de lo relevante en torno a la organización naranja.

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