AGENCIAS
LIMA, PERÚ.- El Instituto Peruano de Energía Nuclear (IPEN) alertó ayer a la población sobre el reciente robo de dos fuentes radioactivas, usadas por una compañía minera, y sobre los severos daños a la salud de quienes manipulen o estén en contacto con el material.
El robo de las dos fuentes que contienen Cesio 137 se produjo el 31 de julio, cuando fueron sustraídas por desconocidos de la empresa Sociedad Minera Puquicocha. A pesar de que la compañía dejó de operar hace diez años, los directivos de la empresa podrían ser sancionados según el IPEN, considerando que cometieron una negligencia al almacenar residuos tóxicos sin tomar las medidas de seguridad.
El pasado siete de agosto el IPEN publicó avisos en los diarios alertando a la ciudadanía sobre el robo. El IPEN reiteró en una conferencia de prensa ayer su preocupación por el robo y las consecuencias que pudiera tener la manipulación indebida del material.
“Estando en su correspondiente contenedor blindado el peligro es mínimo, podría aumentar la probabilidad de cáncer; pero en el caso que el material sea removido de su contenedor, podría tener graves consecuencias como quemaduras de tipo irreversible”, dijo Santiago Regalado, director de la Oficina Técnica de la Autoridad Nacional del IPEN.
Regalado recordó el caso de un trabajador peruano que hace unos años estuvo expuesto por unas seis horas a una varilla de un material mucho más radioactivo que el Cesio. El obrero perdió una pierna y su estado actual es de gravedad.
El funcionario dijo que la policía cree que los ladrones, ignorantes del contenido de las fuentes, las robaron para venderlas como chatarra.
El jefe del IPEN, Modesto Montoya, precisó que las fuentes contienen 3.5 onzas de Cesio 137, y que esa cantidad de material radioactivo no es suficiente para fabricar “bombas sucias” o radioactivas.
No obstante, dijo que el material sí podría causar serias quemaduras a quien lo manipule, o contaminar una fundición si los contenedores son accidentalmente fundidos.
