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Rogge cosecha logros frente del COI

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ATENAS, GRECIA.- En los tres años que lleva en el puesto parece haber envejecido una década, pero cuando inaugure hoy los Juegos 2004, el presidente del Comité Olímpico Internacional, Jacques Rogge, podrá cosechar el fruto de su trabajo.

"La gente debe ser juzgada por sus resultados, no por el ruido que hace", dijo el belga en 2001 cuando fue nombrado para ocupar el puesto más poderoso del mundo del deporte.

Así será como Rogge, de 62 años, va a ser juzgado cuando presida su primera olimpiada de verano tras tres duros años en el cargo.

Rogge es un respetado cirujano con un impecable historial y por ello no fue ninguna sorpresa que el Comité Olímpico Internacional se le acercara para convertirlo en su líder en 2001.

El COI había sido afectado por el mayor escándalo de corrupción de la historia -el caso de Salt Lake City- y seguía enfrentando el persistente problema del dopaje.

Los compañeros de Rogge, quien participó en las Olimpiadas de 1968, 1972 y 1976 en velas, lo describían como "elegante, digno, hombre capaz" y lo veían como la figura perfecta para sanar a la organización.

La imagen del COI había sido manchada por el escándalo de soborno de 1999 en el que diez miembros tuvieron que dejar la organización por aceptar regalos cuando la ciudad estadounidense estaba concursando para ser la sede de la Olimpiada de Invierno 2002.

Era claro que Rogge iba a necesitar hacer uso de su reputación de hombre que sabe mantenerse tranquilo en medio de la tormenta, pero nadie podría haber predicho los eventos que cambiarían la política mundial meses antes de que ejerciera el puesto de presidente.

Los ataques a las torres gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001 llevaron al mundo a tomar mayores medidas acerca del terrorismo y la seguridad, y Rogge tuvo que probar su temple en una serie de situaciones tensas.

Ignorando las fechas límite

Rogge debió presidir los Juegos de Invierno de Salt Lake City tan sólo cinco meses después de los ataques. Las medidas de seguridad eran de suprema importancia y Rogge se reunió con el presidente estadounidense, George W. Bush, para discutir un incremento en el presupuesto de seguridad.

También tuvo que llevar a cabo una serie de conversaciones con el presidente ruso, Vladimir Putin, y los dirigentes deportivos rusos para disuadirlos de su amenaza de boicotear los Juegos de Invierno de Salt Lake City.

El evento transcurrió sin sobresaltos y Rogge superó su primer prueba, pero era evidente que enfrentaba un trabajo muy distinto que el de su antecesor, Juan Antonio Samaranch.

La principal promesa de Rogge fue hacer que las Olimpiadas estuvieran libres de problemas de corrupción y dopaje.

Rogge ha trabajado para lograr que el código de la Agencia Mundial Antidopaje sea adoptado globalmente y cuando comiencen los Juegos hoy viernes, las federaciones de los principales deportes en las Olimpiadas lo habrán adoptado.

La carga de trabajo parece haber cobrado su cuota. Su cabeza tiene más canas y las líneas de su rostro están más marcadas.

Rogge, quien fue el inspector en jefe de los Juegos de Atenas, ha tenido que presionar a los organizadores griegos, que desafiaron las fechas límite y jugaron con el desastre en la preparación de la Olimpiada 2004.

Sin embargo, las advertencias que emitió en febrero del año pasado a los organizadores parecen haber surtido efecto y todo está listo para lo que él dice será una excelente Olimpiada del 13 al 29 de agosto.

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