Londres, (EFE).- Hace exactamente cien años el aristócrata Charles Rolls y el ingeniero Henry Royce se encontraban en un hotel del norte de Inglaterra para sellar la alianza que daría lugar a la empresa de automoción Rolls-Royce, quizás la más conocida del mundo.
Ese mismo hotel, el Midland de Manchester, acoge una exposición que recorre la historia de la marca con modelos de sus automóviles más apreciados, incluido el Centenary Phantom, del que se han creado 35 ejemplares para la ocasión que están valorados en 370.000 euros.
El director ejecutivo de Rolls-Royce Motor Cars, Tony Gott, posó para las cámaras flanqueado por vehículos legendarios como un Silver Ghost, un 10HP y un 15 HP de 1905.
Motor Cars es la parte de la empresa original que se dedica a la fabricación de coches y que desde principios de 2003 es propiedad del gigante alemán BMW.
"Cuando Rolls y Royce se encontraron hace cien años, no fue una reunión cualquiera. Fue el comienzo de una leyenda", señaló Gott en la inauguración de un periodo de varios meses de celebraciones.
"Este año celebramos no sólo un centenario, sino también el primer aniversario de una nueva era para Rolls-Royce Motor Cars -añadió-. El nuevo Phantom ha sido aclamado en todo el mundo".
Un avión Avro Lancaster, construido para conmemorar un vuelo de la Real Fuerza Aérea británica (RAF) en la Batalla de Gran Bretaña, surcó el nublado cielo inglés como parte de los actos previstos en la llamada Gira Mundial del Centenario, que empezó el pasado enero en Nueva Zelanda.
Este tour, organizado por propietarios de Rolls y entusiastas de asociaciones de todo el mundo, pasó el pasado febrero por Australia y próximamente llegará a Europa para continuar después su recorrido por Estados Unidos.
Habrá más celebraciones en el festival de aviación de Farnborough y en el de la Velocidad de Goodwood, que se celebrarán en verano en el Reino Unido.
En el hotel norteño pueden verse también motores aeronáuticos, el negocio que ahora ocupa a la parte británica de Rolls-Royce, después de que la marca de coches pasara a manos del gigante alemán BMW.
Cuando el joven aristócrata Rolls, apasionado de los automóviles y los aeroplanos, y el ingeniero Royce, mucho más pobre, forjaron su imperio, poco imaginaban que llegarían a crear no sólo algunos de los coches más admirados de la historia, sino también el motor de aviones míticos como el Concorde.
Rolls murió a los 32 años en un aparatoso accidente aéreo durante una exhibición en Bournemouth (sureste de Inglaterra), mientras que Royce murió en 1933, a los 70 años, tras convertirse en uno de los ingenieros más reconocidos del mundo.
En su centenario, Rolls-Royce sigue con el motor en marcha. Hoy la empresa británica, líder en la construcción de turbinas para la aviación civil, anunció que abrirá una nueva fábrica en Escocia, y que suministrará piezas para el 7E7 Dreamliner de Boeing.
"Durante cien años hemos motorizado las máquinas más poderosas en tierra, mar y aire", declaró Sir John Rose, director ejecutivo de la empresa Rolls Royce dedicada a la aeronáutica.
"Es importante mirar al futuro a la vez que se reflexiona sobre el pasado", dijo y auguró que Rolls-Royce "continuará rompiendo esquemas".