Nosotros Las palabras tienen la palabra VIBREMOS POSITIVO Eventos

Rumbo al Centenario / La Beneficencia Española de La Laguna

Fernando Llama Alatorre

A principios de este Siglo XX, fue creciente el número de españoles que vinieron a radicar a nuestra querida Laguna. En aquel entonces, el duro trabajo de las labores del campo, hizo que los primeros españoles necesitaran cada vez con más frecuencia de ayuda médica, aunque muchos de ellos no contaban entonces con dinero para pagarla.

Fue en el año de 1906 cuando don Eduardo Villalobos hombre de extraordinaria sensibilidad nacido en ?Chinchón? España, al ver las necesidades médicas de sus ?paisanos? y sus pobres recursos económicos, habilitó dos de las habitaciones de su casa y las convirtió en ?hospital? y en esos cuartos recogió a todos los españoles que se encontraban enfermos y sin recursos, atendiéndolos personalmente, ayudado por su abnegada familia. Su ejemplo fue secundado rápidamente por otros españoles, y juntos decidieron formar la Beneficencia Española de Torreón.

Su primer local fue acondicionado en el número 708 al oriente de la avenida Juárez, donde los enfermos eran atendidos por 12 monjas de la orden de las Josefinas; estando conformado el cuerpo médico por los Dres: Lope Nuño, Gómez, y Fischer, quedando como primer presidente de la sociedad don Joaquín Serrano y como vicepresidente el mismo don Eduardo Villalobos.

Para 1908 fue preciso ampliarse y se trasladaron a la ?quinta? de don Adolfo Rodríguez situada entonces en la calle de García Carrillo entre Aldama y Corregidora teniendo para entonces la ?enorme? capacidad de atender a 15 enfermos, y teniendo además una sala ?extra? para enfermos contagiosos. Al poco tiempo nuevamente hubo necesidad de ampliarse y se cambiaron a la calle de Guadalupe Victoria 119.

Las luchas revolucionarias crearon situaciones difíciles para los hispanos, y con la entrada a Torreón de Francisco Villa, muchos tuvieron que abandonar La Laguna -entre ellos mi abuelo don Segundo Llama Negrete-. En los años siguientes la Beneficencia Española quedó exclusivamente al cuidado y vigilancia de las religiosas Josefinas.

Terminada la primera etapa revolucionaria los Españoles decidieron modificar las instalaciones del Sanatorio, y con la ayuda de todos, lo dotaron del equipo científico más moderno. Cuatro meses más tarde en abril de 1914 estalla de nuevo la revolución, y Francisco Villa decreta la expulsión de todos los españoles de la Región Lagunera.

A finales de 1914 comienzan a regresar a Torreón la mayor parte de los españoles que habían marchado, por lo que las necesidades médicas aumentaron, y fue entonces que deciden por primera vez instalar al Sanatorio en un local ?propio?.

Fue así que en 1918 don Paulino Madrazo en representación de la Beneficencia Española compraría un terreno ubicado en la calle Victoria número cuatro sur, iniciándose en el acto las obras, que al poco tiempo culminaban con la inauguración de un moderno edificio equipado con rayos X, quirófano y toda clase de adelantos médicos y arquitectónicos.

La realización de esta obra fue debida a la incansable labor y sacrificio de grandes españoles dignos de mención, destacándose entre ellos: don José Larrea, don Jesús Fernández Calvete, don Manuel Menéndez Blanco, don Faustino Gómez Galnares, don Eduardo Rivas Allende, don José Fernández Madrazo, don Ángel Fernández y Fernández, don Fernando Rodríguez Rincón, don Leopoldo Solares Díaz, don Raymundo Portilla y Cofiño, don José Galnares Rojo, don José G. Rendueles, don Abilio Hoyos, don José Cueto, y don Francisco Días.... de seguro que hubo más benefactores, lo cierto es que no quedó un solo español en La Laguna sin haber aportado su granito de arena.

Al poco tiempo el ?Sanatorio? se expandió aún más con donaciones ?extras? como el pabellón de Medicina General que donó don Leandro Urrutia en 1925. El pabellón de Cirugía donado en 1923 por don Adolfo Prieto y la Compañía Agrícola de Lequeito. El pabellón de Servicios donado por don Rafael Arozena en 1927. La sala de operaciones anexa al pabellón de cirugía que regalaron en 1928 don Serapio Rendón, don Cayetano Arozena y don Antonio Cofiño, y los pabellones de Maternidad y de Observación construidos por la propia Beneficencia.

En 1957 la Beneficencia Española de Torreón tenía 1300 socios y 40 camas, y el cuerpo médico lo conformaban los Dres Emilio Murra Talamás, Antonio M. Iturria, Roberto Morales Orive, Ramiro García, Jorge Siller Vargas, Jorge Estrada Berg, y Oliverio Lozano Rocha.

Los presidentes de la Beneficencia Española de La Laguna de 1921 a 1954 fueron:

Don José G. Rendueles (1921), don Fernando Rodríguez (1922), don José Larrea (1926), don Pedro Camino Ruiz (1929), don Fernando Rodríguez (1930), don José Cueto (1931), don José G. Rendueles (1933), don Fernando Rodríguez (1935), don José G. Rendueles (1936), don José Cueto (1937), don José G. Rendueles (1940), don José Cueto (1942).

El 14 de mayo de 1945 fallece don José G. Rendueles y 17 días después, el primero de junio de 1945 -siendo presidente- fallece don José Cueto quien es suplido en el cargo por don Eduardo Rivas (1945).

A ellos le siguieron don José Fernández Madrazo (1945), don Eduardo Rivas (1947), don Isaac Villanueva (1949), don Fernando Rodríguez (1951), don Eduardo Rivas (1953), don Isaac Villanueva (1954)... El 15 de agosto de 1954 fallece don Isaac Villanueva -siendo presidente-, y es suplido en el cargo por don Jesús Fernández Calvete.

Paralelo a estos hechos, el seis de noviembre de 1950 se constituye en Torreón el Centro Español de La Laguna conformado por 228 socios propietarios, 47 contribuyentes y seis honorarios, entre cuyos miembros fundadores estaban: don Rogelio Braña, don Cosme Sordo, don Eduardo Rivas, don Ramón Iriarte, don José Diéguez Vázquez, don Jesús Fernández, don Aniceto Aguirre, don Pedro Valdés, don Francisco Suárez, don David Pérez, don Vicente Camino, don Manuel Sánchez, don Faustino Gómez, don Raymundo Portilla, don Teófilo Hoyos, don Fructuoso Arias, don Amador Galán, don Manuel Menéndez, don Arturo Menéndez, y don Isaac Villanueva.

Merece mencionarse aquí la quincuagésima primera cláusula de la escritura social de esta nueva sociedad, que denotaba los fines generosos y desinteresados de sus miembros, y que versaba así:

?En ningún caso la asamblea podrá acordar ?reparto alguno de utilidades? entre los asociados, cualesquiera que fuera la cantidad obtenida como ganancia, pero sí podrá decidir los fines benéficos o culturales a los que se quisiera favorecer, siempre y cuando ello redunde en beneficio de la comunidad lagunera y de la cultura hispánica.

Corolario

Ignoro si en la época de principios del siglo pasado se les cobraba a los ciudadanos españoles, cuotas por pertenecer al Sanatorio Español, lo que sí recuerdo es que mi abuelo don Segundo Llama Negrete ?quien llegó a México en 1898 procedente de su natal Santander-, me decía ya de viejo, que en el Sanatorio Español, a él no le cobraban ni un solo centavo, imagino que en aquel entonces, don Segundo habría sido de sus fundadores y benefactores, y ello le traería algunos privilegios, que tristemente no fueron heredados a su querido nieto? ?Fer?.

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 124205

elsiglo.mx