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RUMBO AL CENTENARIO / Leonardo Zuloaga y la Fundación del Torreón

Gildardo Contreras Palacios

En el año en que Zuloaga y Jiménez compraron la hacienda de San Lorenzo de La Laguna, la patria mexicana estaba sumida en una gran depresión, estaba mutilada, derrotada, herida de muerte y casi acabada por la injusta y ventajosa invasión del ejército norteamericano que al retirarse de nuestro suelo dejó al país sumido en la más completa desesperanza, no había salud, ni dinero, ni mucho menos fortaleza espiritual ni confianza de los mexicanos en sus gobernantes. Hacían falta los Hidalgos, los Morelos y demás caudillos de la Independencia que le proporcionaran un remedio para tan agudo mal.

El trato de compra-venta de 1848, se complementó con el que se celebró en febrero de 1852 para dividir el territorio de la hacienda de San Lorenzo, quedando para Zuloaga el situado en Coahuila y para Jiménez el de Durango; todavía hubo un tercer acuerdo inherente a este asunto, en el que los tres principales hacendados de la región, Zuloaga, Jiménez y Juan Nepomuceno Flores, este último dueño de la hacienda de San Juan de Casta, se reunieron ante un juez para fijar los límites de sus propiedades que eran colindantes y en forma principal establecieron los derechos de cada uno en el uso de las aguas del río Nazas.

Esta repartición de tierras y aguas, nos marca claramente el nacimiento del Torreón, que para 1856, Zuloaga expresó de él lo siguiente: ?...El Torreón es la mejor y más principal de mis fincas y cuyo nombre le viene cuando la comencé a fundar, lo primero que hice en ella fue un torreón donde pudiera escapar de los ataques de los bárbaros, la gente que trabajaba?.

?Tiene esta finca buenas casas de vivienda, una presa que tiene un costo hasta hoy de dieciséis mil y pico de pesos de labor cuyo desmonte de mezquital corpulento y espeso me ha costado un dineral; el valor de esta finca es objeto de mis desvelos y que quiero tanto más como que yo la he formado desde sus cimientos?.

?No es cierto que el Torreón está a orillas de mis tierras, está a la cabeza de ellas, al lado derecho donde desemboca el río de Nazas, lindando por el norte y poniente con el Estado de Durango y rodeado por las hermosas y pobladas fincas de dicho Estado: Santa Rosa (Gómez Palacio), San Fernando (Lerdo), San Carlos (Real), y Avilés (Ciudad Juárez, Dgo.); donde tengo habilitada una magnífica toma de agua con sus profundas y largas acequias que riegan una labor incalculable...?.

La ciudad de Torreón no cuenta con un acta de fundación levantada en un acto solemne, como se estilizaba hacerlo en épocas de la colonia cuando se fundaba algún lugar o pueblo, sin embargo el anterior testimonio salido del propio Zuloaga vino a reemplazar con creces aquel momento memorable, sin que hubiese mayor protocolo que la presencia del mismo dueño, su dependiente en turno, que se dice era Pedro Santa Cruz, sin confirmarlo y sus empleados campesinos traídos de los ranchos circunvecinos.

Para seguir con su plan de explotación agrícola de los terrenos del Torreón, Zuloaga se apoyó en la gente campesina de los ranchos de su propiedad que para esa fecha ya existían dentro de los terrenos de la hacienda de San Lorenzo, como lo eran: El Alamito, San Lorenzo, El Tajito de Piedra, San Miguel y La Concepción. Lo primero que hicieron aparte de la casa, fue desmontar de maleza las tierras del lugar, compuesta principalmente de añosos y frondosos árboles de mezquite, que en conjunto formaban espesos bosques en un arenal en apariencia sin fin, que iba desde la rivera derecha del río Nazas hasta topar con el cerro de Las Noas.

La casa que Zuloaga mandó construir era un cuadro de aproximadamente 80 metros por lado 100 varas cuadradas, por 3 de alto, con una puerta toral hacia el oriente, que la cerraban dos grandes, gruesas y pesadas puertas de madera que se aseguraban por dentro con aldabas y trancas igualmente de madera. En su interior quedaban las viviendas de algunos de los trabajadores del rancho, había bodegas para granos y herramientas y un amplio patio para secar la semilla cosechada. En su esquina sureste quedaba el torreón que sobresalía del edificio; era un cubo de tres metros de ancho por seis de alto, sin almenas ni nada que se le pareciese. Sus muros salían del nivel de las bardas circundantes, con la idea de tener una mejor visión sobre las mismas. Tenía en la parte superior y por los cuatro costados tres troneras en cada uno de ellos, por donde sacaban las armas los defensores del lugar. Quienes para subir a la parte alta utilizaban una especie de escalera portátil, que una vez que los vigilantes estaban arriba, las subían para dificultar el acceso a esa parte de los atacantes. Toda la construcción excepto los cimientos estaba construida de adobes.

En agosto de 1855, se dio el primer nacimiento en el Torreón del que se tiene noticia y fue el de María Zeferina, hija de María Manuela Machado; en julio de 1856 nació el primer varón llamado José Cayetano, hijo de María Fabela Banda; el uno de septiembre nació María Tecla, hija de María Tomasa García; y en plena Nochebuena de ese año de 1856, nació un segundo varón de nombre José Eutimio, quien era hijo de María Petra Molina. Curiosamente todos eran hijos naturales, de allí el porqué no se menciona el nombre del padre.

Sin embargo en ese año también hubo matrimonios y así encontramos el dato del que contrajeron el 21 de agosto de 1856 José María Salas Sánchez de 45 años con María Encarnación Gutiérrez de los Reyes de 37; ambos eran nacidos en La Concepción y vecinos en esa fecha del Torreón. De igual manera el día 24 de ese mismo mes y año se casaron Gil Méndez Quezada de 29 años y nativo del Tajito de Piedra, con María Hermenegilda de la Rosa de 30 años y nativa de La Concepción, y ambos vecinos del Torreón. Los nacidos claro es que son hijos de los fundadores del Torreón y no se diga de los matrimoniados que también caen en esa consideración.

Torreón no cuenta con un acta de bautismo, su nombre no surgió de un decreto oficial sino de la comunicación propia de los campesinos laguneros, cuando hacían referencia a un destino o una procedencia en su actividad cotidiana dentro de los vastos terrenos de la hacienda de San Lorenzo de La Laguna.

Seguimos el próximo domingo con Zuloaga y Vidaurri...

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